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Literatura Torcida

Pequeño parentesis

Hola amigos.

A mi velocidad habitual de actualización se le suman otros temas de diferente índole ahora mismo. Así que por una temporada me voy a retirar a mi cueva.

Por fortuna, como las malas novelas son infinitas y su número crece en progresión geométrica, posiblemente volvamos a vernos dentro de un tiempo. Hasta entonces, gracias por haberos pasado por aqui.

Nos vemos pronto.

Eoghan

Los Diez Mejores Títulos de Novela Romántica

 

Hola amigos. Tras la propuesta hecha por uno de vosotros sobre la novela romántica, he querido hacer una pequeña incursión en el género. Antes de seguir, aviso a navegantes: estoy totalmente a favor de la novela romántica.

Por extraño que suene.

Es muy habitual en los círculos culturetas denostar, sin conocerla, la literatura rosa dura. Ya sabéis a qué libros me refiero, ya no hablo de Danielle Steel o Nora Roberts y demás clásicos soñadores… estoy hablando de esas novelitas tan jodidas, con portadas de tías pechugonas en camisón y pichabravas melenudos y musculosos con pantalones apretadísimos. Sus portadas y la tipología de letras no han variado un ápice en diez o veinte años, con esos sobrecogedores torsos y esos muslos aptos para la masturbación de adolescentes incapaces de conseguir una revista porno en condiciones:

 

                     

Muchos lectores y escritores (o aspirantes a) son raudos en despreciar estos libros. Primer pensamiento anti-cultureta: al menos, esos escritores han publicado algo. Cosa que muchos no conseguimos. Si estás tan desesperado por publicar, quizá deberías dejar de lado esa genialidad que tienes en el escritorio sobre la simbología kafkiana del Cucal y sus repercusiones metafísicas y contar una buena historia de viejos verdes, salvajes apuestos y mujeres ardientes y necesitadas.

Segundo pensamiento anti-cultureta: el lector (y sobretodo, la lectora, son más ellas, igual que las autoras) de novela romántica lee muchísimo más de lo que tú leerás en la vida. Que no será Tolstoi, ok, pero al menos no han tardado nueve meses en leerse un puto libro porque la gramática de los párrafos era más densa que una galleta oreo de plomo. Como librero, me gusta cuidar la sección de novela romántica. Por un lado, es divertidísimo ver esos títulos y esas portadas. Por otro, gano clientes, y vuelven. Y vuelven. Más que otros.

Una vez hecha esta declaración de intenciones, y con el risueño cariño habitual por las letras más jodidas, pasamos a exponer mi particular ránking dentro de los títulos más delirantes en el género:

10 – EL VIZCONDE QUE ME AMÓ (Julia Quinn)

Como veréis en esta lista, la novela llamada Romántico-Histórica se lleva la palma. Eso debería hacernos pensar, a los hombres, que el siglo XXI es una mierda y nosotros, aspirantes a metrosexuales comprometidos, unos gilipollas. ¿Para qué cuidarse el cutis, hacerse la manicura y beber leche de soja y zumo de tomate? ¡Está claro que lo que mola es el agrosexual de toda la vida! Melenudo, salvaje, grosero, dedicado a cuidar cabras o matar personas a diestro y siniestro. En el caso de las novelas dieciochescas, como ésta, el ejemplo no es mejor: tipo con pasta, mujeriego y amante del juego que busca una mujer decente para sentar cabeza, tener hijos y no provocar ni un solo orgasmo más. ¿Dónde quedó la revolución sexual? En este caso concreto, para más sordidez, la hermana de la novia tiene que dar el visto bueno al conde antes de que se casen… y se lo da. Cepillándoselo.

9 – EL SEDUCTOR SEDUCIDO (Julia London)

Más de lo mismo. El cazador que prueba su propia medicina es uno de los mitos eróticos por excelencia. En ésta, además, se suma el morbo de que el prota quiere tirarse a la enamorada de su mejor amigo… muerto. Estará revolviéndose en su tumba, imagino.

8 – A LA CAZA DE MARIDO (Victoria Alexander)

Sí, seguimos con la histórica. Pero es que el título impacta. Pertenece a una serie con otras joyas como Amar al marido adecuado, de las que obtenemos una conclusión lógica: si tu novia se ha leído toda la saga… es que estás jodido.

7 – SEDUCIR A UN BRIBÓN (Sabrina Jeffries)

¿Es necesario añadir algo a un título que habla por sí solo? Me gusta el tono arcaico de “bribón”, palabra hermosa que poca gente utiliza. Ardo en deseos de ver alguna llamada “Embaucar a un vientredediós” o “Amar a un simoníaco”.

6 – UNA NOCHE CON EL PRÍNCIPE (Sabrina Jeffries)

Repetimos autora, pero es que tiene tela. Atentos: la saga se llama “Real Hermandad de los Bastardos” (en serio) y está formada por tres libros: Una noche con el príncipe, En la cama del príncipe y Complacer al príncipe. ¿Tres libros, tres polvos? ¿Qué tendrá el príncipe que una noche en su cama da para un libro? Y sobretodo… si a los de El Jueves les censuraron la portada… ¿Qué le harán a Sabrina Jeffries cuando la descubran?

5 – […] ANTE LA MUERTE (J.D. Robb)

Tremenda saga, dueña de la serie de títulos más monótona que pueda existir: Venganza ante la Muerte; Solemne ante la Muerte; Festiva ante la Muerte; Éxtasis ante la Muerte y Conspiración ante la Muerte. Parece que los haya titulado el mismo que dobla las películas de Antena 3 un domingo a las cuatro de la tarde. A mí me encantó eso de Festiva ante la Muerte, me evocaba funerales irlandeses con todo el mundo borracho. Pero no, la historia va de un Papá Noel asesino (no es broma) y la teniente protagonista que investiga el caso. Cómo sale de ahí una novela romántica, no te lo sabría decir. Estoy por leérmela.

4 – AMOR AL PRIMER MORDISCO (v.v.a.a.)

La romántica sobrenatural es otro clásico. Algo tendrán los vampiros (luego lo vemos), hombres lobo y demás criaturas que siempre aparecen como amantes de ensueño. Deberías plantearte, si eres hombre, qué estás haciendo mal para que tu chica sueñe con perros rabiosos peludos o muertos vivientes. Y me abstendré de bromas soeces sobre el potencial sexual de un experto en succión como Drácula.

Y ahora, entramos en el podio, con mis tres sagas favoritas:

En tercera posición DESEO OSCURO y todo el resto de la saga de Christine Feehan. Igual que la de J.D. Robb, los títulos de todos sus libros consisten en una palabra romántico-sexual seguida del término “Oscuro”. Y ala, a cascarla, ¿para qué pensarnos más el título? Historias de vampiros siniestros y atractivos. Me hace plantearme por qué esa atracción. ¡Si está muerto! Pero luego te paras a pensar y comprendes por qué los vampiros son buenos amantes:

· Nunca duermen de noche: fiesta garantizada.

· Tienen siglos de antigüedad. Y todo el mundo sabe que, en el sexo, la experiencia es un grado.

· Están pálidos. Así que les da igual si no has conseguido el bronceado que querías porque no tienes tiempo para ir a la playa.

· Nunca les huele el aliento a ajo. Que, aunque no lo creas, amigo comedor de tostadas untadas, eso es un anti-líbido más poderoso que intentar seducir a tu mujer llevando puestos los calcetines.

· Sus madres han muerto. Siglos atrás. Así que se limitará a complacerte, sin molestarte con cosas como “hemos de ir a comer a casa de mis padres” o “mamá dice que cuándo la haremos abuela”.

La medalla de plata del ránking se la lleva una saga que merecería el primer puesto si no fuera por las sobrecogedoras portadas del ganador que luego veréis. La autora se llama Sandra Hill y sus títulos ya los dejé caer en uno de los comentarios: El Último Vikingo; El Vikingo Salvaje; y el mejor de todos EL VIKINGO VIRIL.

La historia no tiene desperdicio: Magnuss Ericsson es un vikingo del siglo X que tiene ochenta hijos y perdió a sus hermanos hace años. Entonces jura guardar castidad y se embarca para cruzar el océano, y por algún motivo incomprensible, aparece en Hollywood en el siglo XX. Allí le toman por un actor y conoce a una atractiva viticultora que, según reza literalmente la sinopsis, “quiere explorar la maternidad sin ponerle límites a la pasión”. No he visto aún sinopsis alguna que iguale a ésta en tensión dramática. Yo soy Magnuss y me monto en el drakkar de nuevo, rumbo a Bergen, con mis más que suficientes ochenta hijos.

Y ahora sí, el número uno, el oro olímpico, el ganador de la liga: LA SAGA HIGHLANDER.

Y es que donde haya un escocés melenudo, tatuado, con falda a cuadros y botas de cuero, que se quiten los vikingos, los vizcondes y los vampiritos de tres al cuarto. No sé si las lectoras de estas novelas se imaginan jodiendo con Mel Gibson en su papel de William Wallace, pero el highlander violento y noble, a la par que rudo, es el icono erótico por excelencia. Me gustan hasta a mí. En serio. Hay varias autoras que escriben sobre highlanders. Me quedo con cuatro títulos (y portadas) de los muchos que hay:

EL HIGHLANDER OSCURO:

 

Qué espaldas. Qué melenas.

EL HIGHLANDER INMORTAL:

 

Lo mejor de los highlanders, y lo mejor de los vampiros, ahorrándose esos cuerpos pálidos y fríos y toda esa sangre.

EL HIGHLANDER APASIONADO:

Ese pecho. Esos brazos. Ese título tan prometedor.

EL HIGHLANDER DESATADO:

El mejor de los mejores. No han cambiado ni la portada, de tan buena que era la anterior. ¿Qué puede pasar cuando se desata un highlander? ¿Acaso no tenías suficiente con su ardor guerrero y su potencia sexual? ¿Querías más? Ahí lo tienes.

Sin duda, los escoceses han sabido venderse bien, más allá de los beneficios por exportación de whisky de malta.

Sedme sinceros: ¿no os han entrado ganas de leeros alguna de éstas?

¡A cuidarse, amigos!

La peor sinopsis de la historia

 

Hola amigos. Aunque no es habitual en mí actualizar el blog tan “rápido” (MUY entrecomillado) y no tenía pensado colgar nada hasta dentro de unos días, ayer en el trabajo leí la que me pareció, posiblemente, la PEOR SINOPSIS DE LA HISTORIA.

Y ojo, que posiblemente lo que la hace tan demencial no es el redactado, sino la proporción de animaladas por línea que es capaz de contener. Entiendo que esto no se achaca tanto al que la hizo como al delirante contenido de la novela. Aunque también entiendo que, llegado cierto punto de explotación de temas, valdría la pena hacer una sinopsis más discreta, de forma que el que le de la vuelta al libro “para ver de qué va” no sufra un shock nervioso.

Nos referimos a la novela El Aviso, de Esther Caño y Maria José Ros, editada este año por Planeta. Novela de la cual no vamos a hablar, porque no la he leído (¡a lo mejor espero hasta el bolsillo, eso sí!). Hacía semanas que la veía rondando por mi librería, en la mesa de Intriga y Misterio, donde la coloqué a toda pastilla un día que llegaron mil novedades. Ayer al fin, con tiempo por delante, decidí investigar. No pasé de la contraportada, que reproduzco a continuación:

“Badi y Georgia, dos periodistas españolas afincadas en Nueva York y Roma respectivamente, investigan el significado oculto del número 11 y su presencia en varios acontecimientos trascendentes en nuestros días, alertadas por las profecías mayas, el código cifrado de la Biblia, la astrología y otros hechos misteriosos que desvelan que este número representa un aviso para la humanidad.

A esto se suma el acelerado cambio climático que está sufriendo el planeta y la aparición de un peligroso asteroide. Todo parece indicar que el final de nuestra civilización está muy próximo.

Una organización secreta que aspira a dominar el mundo no está dispuesta a dejar que sigan con sus investigaciones. En una pequeña iglesia perdida en el Final de la Tierra, hallarán la clave que puede solucionar la inminente hecatombe.”

¿Cómo se os queda el cuerpo? Vayamos por partes, que no tiene desperdicio:

· Badi y Georgia, dos periodistas españolas […]: Dejando de lado la asombrosa españolidad de esos dos nombres… ¿Qué coño importa que estén afincadas en Roma o en Sebastopol? ¿Será fundamental para la trama?

· […] investigan el significado oculto del número 11 […]: ¿Existe algo más entretenido que hacer un domingo por la tarde que reflexionar sobre el significado oculto del número 11? Yo me marco un par de pensamientos cada día antes de acostarme.

· [] y su presencia en varios acontecimientos […]: ¿Tirando de 11S y 11M?

· […] alertadas por las profecías mayas […]: ¡Con dos cojones! ¿Para qué vamos a dejar de lado a los mayas, con lo de moda que están?

· [] el código cifrado de la Biblia […]: Un clásico que nunca puede faltar.

· […] la astrología […]: Siempre da juego.

· [] y otros hechos misteriosos […]: Por si lo anterior te parecía poco.

· […] que desvelan que este número representa un aviso para la humanidad […]: Con lo cual deducimos que el peludo del Once Ocho Once, además de tu ídolo, es todo un profeta.

· [] a esto se suma el cambio climático […]: Otro tema de moda.

· […] y la aparición de un peligroso asteroide […]: ¡Qué más se puede pedir!

· [] todo parece indicar que el final de nuestra civilización está muy próximo […]: El 11, mayas, biblias, astrología, cambio climático y un asteroide del tamaño de la península ibérica que se acerca a la Tierra, amén de otros hechos misteriosos… pues sí, todo indica que el fin está cerca, sí.

· […] Una organización secreta que aspira a dominar el mundo […]: ¿Por qué? ¿Por qué todas estas organizaciones secretas aspiran a dominar el mundo? ¿No podrían conformarse con sacar millones del tráfico de armas? ¿Qué ven de interesante en dominar el mundo? ¡Si tiene que ser un follón!

· [] no está dispuesta a dejar que sigan con sus investigaciones […]: Por el amor de Dios, ¡se acerca un jodido asteroide gigante! ¿Qué más da?

· […] en una pequeña iglesia perdida en el Final de la Tierra […]: Está claro que los jesuitas llegaban a todas partes.

· [] hallarán la clave que puede solucionar la hecatombe […]: ¿Cuál será esa clave? ¿Hará ésta dar media vuelta al asteroide?

Podemos decir, sin rubor alguno, que nos hallamos ante la sinopsis perfecta para el thriller. Un redactor ha logrado por fin que un texto serio y comercial suene como un chiste en todas y cada una de sus frases, convirtiendo así este magnífico Generador de Tramas de Novelas de Dan Brown en una máquina de hacer dinero, ahora que lo podrán usar en las editoriales como sustituto de redactores sin imaginación.

¡La crisis está llegando amigos!

Biografías Acojonantes I: H. P. Lovecraft

 

Hola amigos. Como ya sabéis, en este blog no sólo somos amantes de la buena literatura (como cualquier lector cabal) sino también de la más grotesca. Pero no sólo un mal thriller o un personaje jodido son capaces de causar regocijo y alboroto. Muchas veces son los propios autores (aunque sus letras sean excelsas) los que provocan todo tipo de reacciones adversas. Y aquí nos encanta lo adverso.

Por eso empezamos otra nueva sección (así vamos variando) donde iremos incorporando al catálogo biografías de escritores “especiales”.

Seguro que al pensar en escritores chungos, a muchos el primero que les viene a la cabeza es Charles Bukowski. Reconozco que fue el primero en el que pensé, y más después de la reciente entrada sobre él en Echándole Cuento. Y en fin, un tío que se pasa borracho la mayor parte de su vida y ni siquiera tiene la decencia de morir de una cirrosis galopante es justamente la definición de escritor jodido. Pero sobre Bukowski debe haber como mil millones de biografías y páginas dedicadas, y sería demasiado fácil caer en lo de siempre.

Así que este primer espacio se lo vamos a dedicar al insigne H. P. Lovecraft. Personaje, por lo demás, sobre el que también existen miles de webs, pero que es usualmente tratado con un respeto y una seriedad terrorífica.

 

                    

Admiren su cara de pan de molde sin bordes. Su mirada perdida en los abismos.

 

Nació el bueno de Howard Philips Lovecraft en Providence un verano de 1890 en el seno de una familia de amplio y británico árbol genealógico. Fue un niño bizarro (algo así como un proto-Tim Burton, pero desafortunado con las mujeres y el trabajo) que se pasaba el día caminando por el monte, buscando cuevas y hadas e imaginando cosas extrañas. No jugaba con otros niños, el pobre. Pero no es que fuera arisco. Es que madre no hay más que una, y al bueno de Lovecraft le cayó en suerte una arpía. No le dejaba jugar con críos que no fueran de declarada familia anglosajona, y cuando encontraba alguno que reunía los requisitos, Sarah Susan ponía a su hijo ante el espejo y le decía: “pero si eres feísimo, ¿cómo va nadie a querer jugar contigo?”. Y nos quejamos de los padres de hoy en día.

Así las cosas, y como se aburría, pronto HP (de Howard Phillips, no de Harry Potter) se dedicó a plasmar en papel las cosas raras que se le ocurrían. Como vivimos en un buen mundo de mitómanos, se han publicado incluso relatos que escribió con quince años. Que digo yo, a los que estáis aquí y escribís… cuando alcancéis la fama y todos os respeten… ¿de verdad querríais que algún cabrón publicara lo que escribíais con quince años?

La influencia de su madre y el propio carácter bizarro del hombre hicieron de HP un tipo siniestro.

                    

Paseaba por cementerios y se imaginaba zombies putrefactos. Miraba al cielo nocturno, y como no tenía zagalas a las que engañar con la belleza de las estrellas para llevárselas al huerto, pensaba en monstruos extraterrestres que devoraban y destruían. Un visionario.

No era Lovecraft el típico vecino simpático con el que charlas del tiempo al ir a comprar el pan. En cambio, tenía un corrillo de amigos escritores por correspondencia con el que era todo encanto y verborrea. Se manejaba mejor con la pluma que con la boca, el amigo. Como muy bien dice Stephen King, posiblemente hoy HP sería carne de chat, el típico que parece la ostia y cuando lo conoces en persona no da la talla. En fin, como decimos, por carta no sólo tenía amigos sino auténticos admiradores, que siguieron su obra tras su prematura muerte en 1937. Esas cartas han revelado muchos aspectos de la personalidad de Lovecraft, como su racismo furibundo y un posible parentesco con Pinocho:

                    

Y es que, xenófobo, lo era un rato. Los tiestos se parecen a las ollas. Si no hubiera muerto antes de la Segunda Guerra Mundial (y no hubiera sido débil y enfermizo) aún habría pegado tiros con las SS. Resulta casi encantador leer las descripciones de negros, chinos, árabes, judíos e hispanos que HP nos deja en sus cartas, poemas y relatos. Sin duda era el chico más afable del barrio.

¡Qué autor! Generaciones enteras de escritores han crecido con sus macabras historias, sus mitos de Cthulhu, sus zombies purulentos. Todos los que en algún momento nos hemos vuelto hacia el terror y la fantasía hemos pasado por sus pesadillas tentaculares.

La escritura de Lovecraft se caracteriza, sobretodo (y no se enfaden los puristas) por tres rasgos esenciales:

1) La descripción de lo indescriptible: HP no puede contener su creatividad. Lo cual supone un problema cuando la piedra angular de tu literatura son monstruosidades fuera del tiempo “tan horribles, incomprensibles e inconcebibles, que no pueden ser descritas y sólo con verlas uno cae en la locura”. Pero HP tenía la solución: pasarse el significado de la palabra “indescriptible” por los cojones. De esta forma, tras aparecer en escena uno de esos seres y recalcar que es indescriptible, pasaba a enumerar sus múltiples tentáculos, bocas dentadas, pseudópodos y ojos malévolos. Fíjate si era preciso que hasta se hizo un juego de rol con ilustraciones de todos sus bichos. Con dos cojones.

         

2) Los diálogos: si por algo se caracterizan en la obra de HP es por ser escasos, superfluos y totalmente estúpidos. No tienen ningún sentido. Me refiero a que nadie habla de esa forma que él escribe. En sus relatos todo el mundo habla como si estuviera leyendo una carta, hay algunos que son un puro monólogo, y los moribundos parece que estén en pleno viaje de ácido.

3) Los finales acojonantes: Si algo le gustaba a Lovecraft era sorprender. Quizá por eso casi todos sus relatos tienen un final “sorprendente”, la revelación y explicación de cuanto había ocurrido antes. Aunque fuera obvio desde la primera página. Además, en casi todas las ediciones en castellano, esa parte final está en cursiva, como para darle más emoción. Yo creo que HP los escribía con la idea de aparecer de pronto a la espalda del lector con una linterna bajo la barbilla gritando “Buh!”.

Así era Howard Phillips. Y entonces uno se pregunta: ¿si era tan torpe, por qué tiene tanta fama? Cosmogonías las han inventado muchos, y no todas tienen la popularidad de Cthulhu y compañía, ni han creado tanta escuela. Y como relatos de terror… en fin, los hay mejores.

Pero es que HP tenía un encanto especial. Esa sordidez angloamericana, ese racismo polvoriento, esa morbosidad por las cosas feas, nos llevan a querer honestamente al pobre tipo que hizo de ellas su seña de identidad. Reza su lápida: “Yo soy Providence”.

¿Quién no quiere irse de vacaciones a Providence?

¡Larga vida a Lovecraft!

 

 

Cómo escribir un buen Thriller... II

 

Hola amigos. Últimamente ando jodido de tiempo y no he podido actualizar el blog cuanto quisiera. Por otro lado, todo cuanto he leído los últimos días (Amèlie Nothomb, Quim Monzó, Arto Paasilina) se me ha antojado buena literatura, incluso un thriller tan denostado como El Péndulo de Foucault (sí, es pesado y pedante pero… qué pedazo de libro y de burla). Así las cosas, no tengo entre manos ningún desastre literario que comentar, y mira que han salido.

De todos modos, y antes de que caigan en mis manos joyas como “Trece Runas” u otras cuantas más que tengo fichadas, pienso que valdría la pena hacer un Máster en Redacción de Thrillers. Entendámonos: lo que habíamos comentado en entradas anteriores eran los fundamentos. En esta segunda entrega vamos para nota.

Has escrito tu thriller, has acojonado al personal y obtenido fama internacional. Se te saluda como el nuevo maestro de la intriga, y en tus portadas, en la parte de abajo, te citan como “el nuevo Dan Brown”, “la nueva Mary Higgins Clark” o algo que se le parezca. Ahora debes dar un paso al frente y asombrar al mundo con trucos innovadores y giros sorprendentes. Por ejemplo:

· El tema clónico: Aunque parezca una paradoja, ser original no sirve para una mierda. La originalidad es un recurso vulgar que sólo utilizan aquellos escritorzuelos carentes de visión comercial y de sentido del espectáculo. La clave de tu éxito está en coger aquel tema que se ha puesto de moda, y darle tu particular visión del asunto. Imagina que ha triunfado una novela sobre el calendario y las pirámides mayas y el fin del mundo por culpa de un asteroide. ¡Qué idea tan genial! ¿Para qué perder tiempo pensando algo diferente? Coge el calendario, coge las pirámides, y sin perder tiempo en buscar una base (a lo sumo, haz un par de búsquedas en la Wikipedia) sustituye un efecto dramático por otro. Por ejemplo, que el fin del mundo lo provocarán unos alienígenas que primero le enseñaron a los indígenas el arte de la construcción y luego decidieron fulminarnos. O que el calendario maya predecía la Segunda Venida de Cristo, que por supuesto la Iglesia ha encubierto. O que el mismo Jesucristo construyó las pirámides mayas porque era un alienígena. ¡Hay tanta acción aún por narrar!

· El prefacio misterioso: Es fundamental preparar al lector para lo que va a encontrarse entre las páginas de tu libro. No sea que le de una embolia. Por ello se recomienda siempre escribir un “prefacio” donde se especifique que aunque la historia en sí es pura ficción (hay gente que se creería de verdad que el Cristo Maya era un alienígena) ciertos elementos, que especificarás en función de tu libro, son reales. Eso dejará al lector con una inquietud en el cuerpo que sólo la lectura de la novela podrá saciar. Y no pasa nada si esos elementos tampoco son verdad: sólo lo comprobarán los cínicos, y como todo el mundo sabe, los cínicos son pobres y no tienen amigos.

· La trilogía: Si tu novela ha tenido un éxito arrollador, ¿por qué conformarse con hacer un solo libro? ¡Escribe una trilogía! Ni dos ni cuatro: tres es el número mágico-cabalístico de la gloria literaria. Da igual que el tema no de más de sí o que no tengas nada interesante que contar: la oportunidad de ver a tu héroe deslizarse por mil páginas de persecuciones, escarceos con la protagonista tetuda y capítulos cortados de forma dramática no la puedes dejar escapar por nada del mundo. Cuando te hagan una entrevista, di siempre que desde el principio habías planteado tu obra como una trilogía. Aunque no sea estrictamente cierto, sabías ya antes de nacer que tu talento no podía encorsetarse en una única entrega.

· El amigo informático: Renovarse o morir. El thriller del siglo XXI debe pasar, en algún momento, por la red. Pero debe estar escrito para legos, no sea que alguien te meta, equívocamente, en el desagradable grupo de la ciencia-ficción. Lo suyo es presentar a un secundario humorístico, loco de los ordenadores, que lleva gafas, le gusta Xena la princesa guerrera y no tiene novia. Explicarás que es un hacker bueno, de los que van reventando sistemas con la sana intención de advertir a la NASA de sus fallos de seguridad. El protagonista hará búsquedas por el Google, y encontrará las respuestas en la primera página de enlaces. El hecho de que La Secta enemiga no haya encontrado en Internet esa información crucial se debe a que ellos no tienen un amigo informático, ya que como todos sabemos, los hackers son ateos. Y además, suelen morir durante el desarrollo de la novela.

· Las lenguas extrañas: Al lector le encanta pensar que está aprendiendo cosas mientras lee tu libro. Por eso es recomendable utilizar la mayor cantidad posible de términos incomprensibles en la lengua muerta o viva que mejor convenga, siempre en cursiva, y seguida de su traducción entre paréntesis. Las más idóneas para esto son el árabe, el chino, el hebreo y el maya. Recuerda que los mayas no hacían sacrificios humanos cuando el calendario lo indicaba, sino que después del Holcan Okot (baile ritual) invocaban a Kakupakat (Dios de la Guerra) y sacrificaban a alguien cuando lo indicaba el tzolkin (calendario). Que no te preocupe el hecho de que ese trozo de novela parezca más un pedante ensayo que un fragmento narrativo: has puesto Cliffhangers de sobra en todo tu escrito como para que eso no aburra al lector. Y de paso has quedado de puta madre.

· El bueno-malo y el malo-bueno: Esta parte estará integrada en el clímax de la novela y garantizará el aplauso emocionado del lector. Consiste en un juego sutil según el cual, el personaje que parecía malo durante toda la novela, tocándole los cojones al prota, interrogándolo o echándole a los perros encima, resulta ser bueno y desinteresado. Acostumbrará a ser un policía, y es recomendable que salve al protagonista en el último segundo disparando al malo por la espalda. También puede ser miembro de esa segunda secta que aparecía aquí y allá de forma desconcertante. Y como no hay verano sin calor, ni hortera sin transistor, de la misma forma en que el “malo” se convierte en “bueno”, es vital que un “bueno” se convierta en “malo”. Como eres genial, no has dado, en todo el libro, ni una sola pista sobre la malevolencia del villano, así pillas al lector desprevenido. Suele ser un personaje secundario cercano al protagonista, un protector, un familiar, un amigo de toda la vida… Y las motivaciones… ¿a quién le importan? Usa lo primero que se te pase por la cabeza, desde una afrenta de los años escolares a la mera locura por el poder. Lo importante es el shock traumático del lector al ver al héroe traicionado por un ser querido.

Porque, en el fondo, todos desconfiamos de nuestros seres queridos. Escribir tu thriller no sólo aporta entretenimiento: previene al lector del peligro que representan la familia y los amigos. ¿Cuántos de esos cabrones sonrientes están esperando a pegarte la puñalada con algún oscuro y milenario propósito?

Escribir un thriller no es sólo espectáculo.

Es una labor social.

A cuidarse, amigos.

Los Personajes Más Mediocres de la Literatura - I

 

Hola amigos. Hace unos meses estaba en el autobús de camino al trabajo leyendo un libro que me había regalado una comercial: La conciencia de Zeno, de Italo Svevo, en una preciosa edición de Gadir. El argumento no es que me apasionara, pero como escritor se trata de un tipo muy sólido, y tuve que reconocer que todo lo que me desencantaba la historia, me enganchaba el protagonista. ¡Menudo tío más mediocre! Era el perfecto patán, con unas serenas ínfulas de grandeza y unas salidas de tono que te dejaban descolocado. Un botón de muestra:

Hoy […] sé con certeza que un hombre puede tener la sensación de poseer una inteligencia poderosísima, aunque ésta no dé otra señal de sí que esa intensa sensación.”

Los diálogos no desmerecían en absoluto lo leído hasta el momento, alcanzando una cúspide poética en la respuesta que Zeno le da a su padre cuando éste le confiesa que ha hecho testamento:

Yo nunca tendré esa preocupación porque… ¡espero que todos mis herederos mueran antes que yo!”.

¡Bien dicho! ¡Que se jodan los hijos! Estoy seguro de que ese pensamiento ha cruzado por la mente de más de alguno.

Mientras contenía la carcajada en el autobús (mala señal cuando un pirado empieza a reírse solo) pensaba en qué personajes he ido encontrando en mis lecturas a lo largo de estos años. Algunos han sido espectaculares, otros empáticos con el lector, otros reales como la vida misma, y también algunos odiosos hasta el extremo. Sin embargo, de todos los personajes otrora ideados, me quedo con esos que no significan nada, que quieren significar algo y no lo consiguen, o que son sencillamente absurdos. Ya lo decía el maestro Stephen King: “si se hace mal, lo terrorífico puede provocar carcajadas, y lo cómico dar miedo” (y a quien no lo crea le desafío a ver la película Manos, The Hands of Fate) Así que aquí, y en sucesivas entregas que espero ayudéis a ir completando, voy a ir seleccionando una lista con los personajes más chungos de la literatura universal, bien por intención del autor (los menos) bien por incapacidad del mismo (los más).

· Athanasius Pernath (El Golem, de Gustav Meyrink):

Magnífica novela de terror gótico (por llamarlo de alguna manera) coronada con un protagonista para echar a correr. El bueno de Athanasius se pasa el libro entero perdido por el ghetto de Praga, sin saber dónde coño está o qué busca, observado por un judío siniestro (ah, los judíos siniestros, esos personajes tan recurrentes en muchas novelas que merecerían capítulo aparte). ¿Qué hace el prota a lo largo de toda la obra? Perderse, sentir miedo del judío, beber en los bares, perderse otra vez, equivocarse de puerta y meterse en una ALCANTARILLA (¿cómo serán las puertas en Praga?), encontrarse una baraja de cartas, despertar al Gólem, perderse de nuevo, hacer de Gólem, perderse, y al final de la obra despertar y ver que toda esta mierda ha ocurrido porque se ha encontrado por la calle un sombrero y no se le ha ocurrido otra cosa que PONÉRSELO. Como lo oís. Está claro que para cojones, los de Meyrink.

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· Beaver (El cazador de sueños, de Stephen King):

Beaver es malhablado, ignorante, tiene cerca de cuarenta años y sigue charlando sobre pajas y porros en los bares del puerto. Por si todo esto fuera poco, el bueno de Beav tiene una de las muertes más sórdidas de la historia de la literatura: sentado sobre la tapa del retrete, evita que el alienígena carnívoro que ha salido del culo (¡!) de otro personaje se escape, pero está tan nervioso que necesita mordisquear un palillo (¡!), los coge, se le caen al suelo ensangrentado, se estira para recogerlos sin levantar el trasero de la tapa del water (¡!) y entonces el bicho malévolo da un golpe tal en la tapa que le revienta los huevos al personaje (¡!). Posteriormente, el alienígena sale del retrete y le amputa los aplastados cojones de un mordisco. Si esto no es un final apocalíptico, nada lo es. Memorable la última frase que cruza la mente de Beav antes de morir:

¡La hostia con los palillos! Mamá siempre decía que un día…”

· El Presidente de los Estados Unidos (El Quinto Jinete, de Dominique Lapierre y Larry Collins):

Para hacer novelas malas, Lapierre y Collins son únicos. En El Quinto Jinete tratan un tema que ya era viejo antes incluso del 11-S: el terrorismo en el seno de Norteamérica. Aparte de los dolorosos diálogos que tienen los atormentados terroristas islámicos, el clímax de la novela llega cuando el ministro de defensa informa al presidente sobre el peligro inminente de atentado, y éste, es un arranque de liderazgo exclama: “Quisiera que los que lo deseen se unan a mí para implorar al Señor que nos preste su ayuda y su inspiración en esta crisis”, para, acto seguido, caer de rodillas y ponerse a rezar. ¿Inspira o no inspira confianza? Me encantaría ver a un presidente español hincando la rodilla en el suelo pidiendo ayuda a la Virgen del Rocío para que baje el índice de desempleo. ¡Un presidente estadounidense sí que sabe cómo hacer frente a las crisis!

La única duda que me quedó fue si los autores querían deliberadamente ridiculizar al presidente o si habían querido escribir una escena de tensión dramática. Me temo que lo último. Lo cual lo hace aún mejor.

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En fin amigos, hasta aquí llegamos hoy, volveremos pronto con una nueva entrega o, quién sabe, con otra novela a la que echarle el ojo. Ha llegado a mi librería una que se llama “Trece runas” o algo así, donde se mezclan novela histórica, acción, Walter Scott, William Wallace y, por supuesto, una organización secreta que teje intrigas entorno al trono de Inglaterra… y qué queréis que os diga, la miro como mira un buitre un pedazo de carroña.

Los 36 Hombres Justos

Los 36 Hombres Justos

 

Hola amigos. Hace unas semanas acabé de leer un thriller al que le tenía ganas desde que salió: Los 36 hombres Justos, de Sam Bourne. No he colgado nada en muchos días básicamente porque me he trasladado a otra ciudad por motivos de trabajo y entre unas cosas y otras, lo último de lo que tenía ganas al llegar a casa era explicaros un libro malo, pero ahora que estoy descansado, me siento con energía suficiente para ponerme un rato. 

Y es que es malo. ¡Ah, Dios! Pero no malo de esa forma que te cae bien y te hace reír, como en 616 Todo es Infierno, sino malo a secas. No tiene ni gracia. Yo que sé, a mí me ha frustrado un poco ver que más de cinco años después del estallido Código Da Vinci aún siguen editando novelas que se estructuran exactamente de la misma forma. Me refiero a que cumple con todos los tópicos del género. Entremos un poco en materia. 

Will Monroe es un joven y prometedor periodista del New York Times. Está obsesionado con el trabajo, porque ha entrado por enchufe y quiere demostrar que vale su peso en oro. Así que se olvida hasta de la prueba de fertilidad de su mujer, que no lo manda a tomar por culo con la suficiente vehemencia. Él chico, dale que dale, sigue investigando asesinatos que queden chulos en el periódico. El primero de ellos es un macarra, conocido proxeneta de la zona, al que el asesino ha tapado con una manta después de cepillárselo. Todo un detalle, eso es cierto. Yo por lo menos, si me apuñalaran, me encantaría que me tapasen luego con una manta pa no pasar frío mientras me desangro. Bueno, Will sigue hurgando en la noticia y descubre que aunque era un chuloputas y un mierda, una vez evitó que una mujer casada y con hijos se dedicara a la prostitución dándole todo lo que tenía en ese momento. ¿Por qué? Quizá estaba loco, pero no, NO, lo que pasa es que hizo “uno de los actos más justos que he visto en mi vida”. La palabra JUSTOS resalta tanto que hasta sangran los ojos. Ok, vale, ya se que la novela va de hombres JUSTOS, no lo había cogido por el título. Menos mal que me lo han aclarado. Pero habría más.

El chico sigue investigando más casos y lo que son las cosas, con la de asesinatos que hay en el mundo, sólo cubre aquellos en que el muerto era un tío mierda que una vez en su vida hizo un acto realmente bondadoso y sorprendente. Lo mejor de esos capítulos es cómo, al acabarlos de forma dramática, siempre lo hace con la declaración de algún conocido del muerto que dice “es el acto más JUSTO que he visto en mi vida”. Que no existen los sinónimos, digo yo. 

Llegado cierto punto la novela alcanza un ritmo trepidante a raíz del secuestro de la estéril mujer de Will. ¡Cagüendiez! ¡Ahora empieza la acción! En fin, no es plan entrar en detalles, hagamos un rápido resumen como la vez anterior:

1- Will recibe SMS de algún confidente anónimo, en forma de acertijos, crucigramas y sentencias bíblicas.

2- No puede llamar a la policía y su padre no sirve de gran ayuda, así que toma las riendas de la situación y va a la caza de los secuestradores. Con dos cojones.

3- Gracias a un amigo informático (¡siempre hay uno!) localiza a los secuestradores: los judíos ultraortodoxos hasidim de un barrio neoyorquino.

4- Los judíos medio reconocen que tienen a su mujer y le pegan una paliza de propina.

5- Will recurre a otras viejas amistades, como TC, una tía que está buenísima con la que salió en la universidad.

6- Will tiene continuas erecciones al hablar y rozarse con TC, seguidas de cierto sentimiento de culpa porque su mujer está secuestrada.

7- Sicarios siniestros persiguen a Will y TC, palmando mogollón de gente por el camino, mientras ellos resuelven crucigramas demenciales y estrechan el círculo de los hasidim.

8- Todo esto se prolonga hasta el infinito.

9- Al final, resulta que TC es judía hasidim también (de ahí que no conociera la música pop… y esto se cita literalmente en el libro).

10- Pero los hasidim son buenos. Protegían a la mujer de Will.

11- Lo cual no explica la paliza que le meten al principio.

12- Los malos reales son unos ultracatólicos que se creen sucesores de los judíos como pueblo elegido por Dios.

13- El malo malísimo es… ¡el padre de Will!

14- Will le pega un tiro a su padre.

15- Como colofón, descubre que quien le mandaba enigmas vía SMS era un redactor imbécil del periódico que antaño se había dedicado a los… crucigramas. 

Grande entre las grandes, esta novela es un despropósito que cuenta, además, con elementos de esos que causan regocijo entre los amantes de la mala literatura, a saber:

-Los capítulos no son más breves porque romperían las leyes de la física.

-Encontramos la mayoría de tópicos: el amigo informático, los buenos que parecen malos, los malos que parecen buenos, los cliffhangers al final de cada capítulo, las mujeres despampanantes…

-En un alarde de cultura, el autor intercala miles de expresiones en lengua hebrea que luego explica con paréntesis (mal) o en el mismo diálogo explicativo (¡peor!).

-Aunque la presunción de misoginia (los justos solo pueden ser hombres) pervive toda la novela, crees que al final se redime por el hecho de que la última justa sea la mujer de Will… pero resulta que a quien protegían era al bebé MACHO recién concebido en su vientre. ¡Quememos los sostenes!

-El heroe busca información fiable en la Wikipedia (fíate tú del New York Times).

-Los códigos cifrados en el Antiguo Testamento en realidad son coordenadas de GPS. 

Por no decir que el 90% de los crucigramas y enigmas que aparecen en el libro son resueltos casi por telepatía, porque es imposible que alguien llegue a las conclusiones a las que llegan los protagonistas con un CI medio.

En fin, así como recomendé la novela anterior por cutre-graciosa, esta no la recomiendo en absoluto, es aburrida de narices de previsible que es su imprevisibilidad. 

Volveremos a vernos pronto con una nueva sección con los personajes más cutres de la literatura. ¡Cuidaos amigos!

616 Todo es Infierno

 

Este pasado 2007 salió a la venta una novela que seguía la estela de thrillers religiosos habitual desde hace tiempo. La portada se veía en llamas y el título brillaba amenazador entre ellas: 616 Todo es Infierno. El título causó auténticas carcajadas entre mis compañeros de la librería, la verdad es que sonaba a avance de especial de Iker Jiménez, todo muy amenazador, muy misterioso. Bueno, yo tenía que leerla antes o después, sabía que estaba destinado a ello, y hace unas semanas llegó a mi librería la edición de bolsillo. Trazando sabiamente un plan de ruta ejemplar, la leí después de A Sangre Fría, de Truman Capote, y antes de Elegía, de Philip Roth. ¡Con dos cojones!

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¿Qué puedo decir de esta magna obra? Empecemos por los autores. Autores, sí. Son dos. David Zurdo y Ángel Gutiérrez. Luego te lees el libro y dices: ¿pa qué coño lo habrán hecho entre dos? Si bastaba con media persona…

En defensa de los autores debo decir que no distinguimos unas partes mejores que otras: son todas igual de malas. Y ojo, que la novela es entretenida, ¿eh? Y la idea es buena, pero está cargada de tantos personajes inútiles y/o estereotipados, de repeticiones narrativas y de MAJADERÍAS que todas las buenas intenciones se ven eclipsadas por el horror. Pero antes de entrar en materia, añadiré algo sobre la biografía de los autores: escriben o han escrito en El Mundo y en la revista Más Allá. ¿Mola o no mola?

La novela arranca de forma genial: un jesuita de una orden secreta vaticana especializada en casos paranormales desentierra a un viejo cura muerto para hacer la “prueba del algodón” beatífica, y se encuentra con que el esqueleto tiene todos los huesos fragmentados y que con las uñas, en plena desesperación, grabó en la tapa del ataúd un mensaje: TODO ES INFIERNO. No sé a vosotros, pero a mí como mensaje me parecía una mierda. Aún así, es un comienzo prometedor. Pero ah, amigos, no es oro todo lo que reluce. Este arranque inquietante acaba derivando en una mamarrachada cuyos personajes principales son:

1- Una psiquiatra deprimente y muy hermosa cuyo hijo desapareció cinco años atrás.

2- Un viejo retrasado mental que por poco muere en un incendio buscando su “rosa”, que no es más que un palo seco clavado en una maceta.

3- Un bombero descrito unas cien veces como “honesto”, “valiente” y “bondadoso”, amén de atractivo.

4- Un jesuita JASP obsesionado con la verdad.

Encontraremos también un variado elenco de personajes inútiles mal empleados o de relleno, como por ejemplo:

1- Un cura de 106 años que no dice nada interesante.

2- Otro cura manipulador que tampoco dice gran cosa.

3- Un físico charlatán.

4- Unos amigos de la doctora, de sus tiempos de terrorista.

5- Un entrañable y ateo amigo informático.

6- Una puta cocainómana.

7- Un vagabundo generoso con el alcohol.

8- Un payaso loco.

9- Un cura loco que mezcla todos los idiomas del mundo.

Y un breve resumen de la novela (Sí, contiene spoilers, ¿qué os creíais?):

-El viejo subnormal es salvado por el bombero.

-El bombero va a visitarlo a menudo.

-El viejo mira su palo.

-El cura estudia casos donde los que están a punto de morir gritan “¡Todo es infierno!”, entre ellos la madre Teresa y Juan Pablo II. Eso le intriga.

-La doctora está triste.

-La doctora trata al viejo.

-La doctora y el bombero se conocen. Tres frases después se han enamorado.

-El cura descubre revelaciones aterradoras y de paso va de listo por el mundo.

-El viejo está poseído por Satán. La doctora es racionalista y no se lo cree. Ve más sensato pensar que un viejo retrasado mental es TELÉPATA.

-Pero no es telépata.

-Realmente está poseído por Satán.

-Satán le dice a la doctora que su hijo fue raptado por un payaso.

-Ella va y acuchilla al payaso.

-El jesuita habla con Satán y descubre unos manuscritos donde se revela que Jesucristo se acojonó en la cruz y por tanto Satán dominó el mundo.

-Como Satán le ganó la partida a Dios, TODO ES INFIERNO.

-La doctora muere.

-El payaso muere.

-El viejo muere.

-El bombero no muere y se hace cargo del hijo de la doctora.

-El cura se mete coca y se va de putas y al final empuja a una niña y se lo lleva por delante un camión.

-El cura muere, pero en el más allá ve al viejo retrasado que le dice que como ha hecho un hermoso sacrificio, Satán se ha vuelto bueno y Dios domina de nuevo el mundo.

-El cura revive y todos (los que quedan vivos) son felices.

Conclusiones a las que llega el lector:

1) Dios también pierde en las partidas de dados.

2) Los bomberos siempre ligan.

3) Los payasos son peligrosos.

4) Cristo está sobrevalorado.

5) En cambio, los jesuitas tienen los cojones cuadraos.

Bueno, fue toda una experiencia. Aunque en sí la historia no tenga ningún sentido, y se dejen en el tintero explicaciones importantes como por ejemplo por qué coño Satán domina el mundo por el hecho de que Cristo dude ante la cruz.

En realidad a mí la mayor duda que me quedó fue la frase del título. ¿Por qué dicen eso todos los que mueren? ¿Si te estuvieras muriendo y descubrieras que el más allá es todo fuego y azufre, dirías TODO ES INFIERNO? ¿No dirías más bien algo como “MIERDA” o “AAARGGH”?

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En fin, amigos, coñas aparte, al menos la novela está entretenida.

Nos vemos pronto.