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Literatura Torcida

Actitudes ante la Crisis: Terrorismo Literario

Hola amigos. Sé que soy un gandul con esto del blog, y más que lo voy a ser (sobretodo por un interesantísimo viaje que me tiene y tendrá ocupada la mente todo el mes…), así que miremos todos hacia otro lado y finjamos que nada ha ocurrido.

Por todos los medios he intentado evadir el tema estrella desde hace meses: la CRISIS (música de Psicosis). Porque, a fin de cuentas… ¿qué tendrá que ver la puñetera crisis con la literatura? Uno diría que nada, pero…

…pero hay formas y formas de afrontarla.

El discurso oficial y sensato nos dice que “hay que apretarse el cinturón”, que “hemos de poner todos de nuestra parte”. Nuestros jefes nos mentalizan de que “estamos todos en el mismo barco” y que los recortes de sueldo en realidad son una medida para evitar “despidos que afectarían a mucha gente”.

Así que lo oficial y sensato es que asintamos con la cabeza, pongamos gesto adusto y digamos: “bueno, qué mala suerte, habrá que aguantar”. Pero yo me pregunto, en medio de tanta austeridad y tanta crisis y tantas preocupaciones… ¿por qué no reírnos un poco y de paso tocarle los cojones a la gente?

Hay dos cosas que le amargan el día a un librero:

1)       Los clientes imbéciles.

2)       Los jefes ejecutivos despreciables, jode-sueldos y destructores de fondo literario, que nos amargan desde sus lejanas oficinas.

Y es nuestro deber, como trabajadores cabales del mundillo de la distribución literaria, sembrar el caos y la confusión entre lectores y ejecutivos. Por ello proponemos la puesta en marcha inmediata del TERRORISMO LITERARIO.

 

TERRORISMO LITERARIO

DEFINICIÓN: Dícese de aquellas actuaciones de un librero y/o amigo recomendador de libros encaminadas a:

a)       Amargarle la lectura al destinatario de la recomendación.

b)       Provocar eventualmente un terremoto en la mente de un lector convencional no-arriesgado.

c)       Estimular el auto-criterio de los adolescentes.

d)       Conseguir quejas y reclamaciones oficiales de clientes furibundos que estorben a nuestros jefes.

 

Es de recibo reconocerle a mi amigo y compañero Joan el mérito de haber sembrado el germen del Terrorismo Literario en nuestros corazones. La cosa vino porque una clienta nos trajo a su hijo de dieciséis años, al que no le gustaba nada leer. “Es que me aburro”, dijo el adolescente adormilado. A lo que Joan respondió rápidamente vendiéndole Fantasmas, de Chuck Palahniuk. Imagino que la mente del chaval debió quedar consternada, navegando durante semanas por páginas cargadas de sexo explícito y salvaje, brutalidad policial y demencia absoluta. Todo ese tiempo estuve temiendo que apareciera la madre con un garrote dispuesta a enfrentarse con los malnacidos que le habían vendido tamaña basura a su polluelo. Pero no. El que volvió fue el chaval. Pidiendo otro libro. ¡Qué gran movimiento, el de mi amigo! ¡Qué jugada maestra! ¡Habíamos captado a un lector desafiando todas las leyes de la decencia, el sentido común y la sobreprotección paternal!

Desde entonces, hemos utilizado el Método Palahniuk en ocasiones contadas, pero exitosas todas ellas. Así que Joan, este post es para ti, amigo. Por lo poco que nos queda como libreros, al paso que vamos.

 

EJEMPLOS PRÁCTICOS DE TERRORISMO LITERARIO

 

EJEMPLO 1: Existe el llamado Ataque Literario Sutil. Consiste en convencer a un lector de que tienes buenas intenciones y de que eres un librero cabal. Por ejemplo, un cliente que se aficionó al Japón con Memorias de una Geisha y que ha metido la nariz en autores japoneses como Haruki Murakami. Sé discreto. Véndele algo decente. Y cuando se haya confiado… TERRORISMO LITERARIO EN ACCION! Véndele una de Murakami. Pero de Ryu Murakami. Por ejemplo, la novela Azul casi Transparente. Seguro que esos párrafos de sexo gráfico y hueco y el hastío de esos jóvenes drogadictos y confusos no es lo que el lector esperaba. ¡Pero quizá hasta aprecie otro tipo de literatura!

 

EJEMPLO 2: Tenemos también el Ataque Literario Anti-Thriller. Que consiste… pues eso, en venderle a alguien un anti-thriller, es decir, una de esas intrigas tan bien documentadas y tan bien escritas que, si esperas otro Dan Brown, te aburren hasta la muerte. Por ejemplo, si a alguien le gusta Philip Vandenberg (autor de escenas tan increíbles como aquella de El Quinto Evangelio en que la pareja protagonista es perseguida a tiros por unos sectarios superdotados y sin venir a cuento, él se detiene y le dice: Oh! Te quiero! Siempre te querré!) lo mejor es endosarle una edición de tapa dura de El Club Dante. TERRORISMO LITERARIO EN MARCHA! Enchufarle esta preciosa novela donde los protagonistas son un grupo de octogenarios reumáticos del siglo XIX que han traducido a Dante por primera vez al inglés americano… en fin, puedes imaginarte las dosis de ¡ACCIÓN! que hallará en este libro.

 

EJEMPLO 3: Otra posibilidad interesante de llevar a cabo es el llamado Ataque Literario Ascendente. Consiste en seguir la misma o similar línea de lectura… pero subiendo el nivel de calidad/depravación/madurez. El ejemplo típico hoy en día es la chica mojigata y soñadora, de 15-19 años, que se ha enamorado del soso dueto Bella/Edward de la saga Crepúsculo. El librero cobarde que todos aparentamos ser, le recomendaría las Crónicas Vampíricas de L.J. Smith. Pero el librero inestable y enloquecido que todos llevamos dentro desea hacer… TERRORISMO LITERARIO EN ACCIÓN!!! Recomiéndale la saga Lycos, de Jezz Burning. Ya es hora de que esa niña se convierta en MUJER leyendo alguna buena escena de sexo paranormal. Sus padres no te lo agradecerán. Pero ella sí.

 

EJEMPLO 4: El más arriesgado, pero al mismo tiempo el más satisfactorio, es el Ataque Literario Vengativo. Es aquel que no tiene otro objeto que provocar la ira y el desconcierto del lector o de su acompañante. Si estás fino, jamás volverás a ver a esos clientes, y si ese día tienes duende, podrías hasta conseguir una reclamación oficial (aunque os parezca increíble. Os sorprendería lo peregrinos que pueden llegar a ser los motivos de un cretino para poner una reclamación).

Hay varios ejemplos útiles de este Ataque.

 

SITUACIÓN A: Una pareja viene a comprar. Son del tipo “tú le preguntas a la chica pero es el tío el que responde, quitándole la palabra”.

à TERRORISMO LITERARIO EN ACCIÓN!!!: No pierdas la oportunidad de endosarle a la chica OUT, de Natsuo Kirino. Preciosa novela policíaca japonesa donde cuatro mujeres de mediana edad se dedican a descuartizar a sus maridos y a todos los hombres que las maltratan, eclipsan, o dan el menor problema.

 

SITUACIÓN B: Una pareja viene a comprar. Son del tipo “tú le preguntas al tío, pero es la chica ejecutiva-agresiva-tengomuchapersonalidad la que responde, anulando la voluntad de su marido/novio”.

à TERRORISMO LITERARIO EN ACCIÓN!!: Despista a la chica. Coge al marido aparte. Habla de libros. Y acto seguido, colócale una edición en bolsillo de cualquier novela de Charles Bukowski (Mujeres o Escritos de un viejo indecente servirán). Lo siguiente será el divorcio.

 

SITUACIÓN C: Un imbécil te jode cada vez que viene, va de listo, pone reclamaciones, mira decepcionado por el mal servicio que todos le damos. Y, oh Dios, es fan de Philip Vandenberg y Clive Cussler.

à TERRORISMO LITERARIO EN ACCIÓN!!: Sé paciente. Espera hasta la siguiente campaña de Navidad si es preciso. Espera a Sant Jordi. Antes o después, solo por joder, te pedirá una recomendación. Y tú le endosarás “El Péndulo de Foucault”, de Umberto Eco. En tapa dura. Y le dirás que es un thriller genial sobre templarios y logias secretas. Con suerte, el cliente sufrirá una apoplejía en el segundo capítulo. Con más suerte aún, el cliente sobrevivirá, pero jamás volverá. En parte, por odio. Y en parte, por la vergüenza de creerse más que nadie y no haber sido capaz de entender la mitad de las palabras utilizadas en la puta novela (algo que, por lo demás, nos ha pasado a todos con ese libro… ¿o hay aquí alguien que la haya leído y no haya tenido que coger veinte veces el diccionario?)

 

Podríamos seguir durante horas poniendo ejemplos, pero creo que habéis cogido la mecánica. Se basa en el simple principio de que, igual que existe un libro adecuado para cada persona y momento… existe un libro totalmente inadecuado para esa persona y ese momento. Hablo de convencer a un machista de mierda para que lea Virginia Woolf. Hablo de venderle El buda de los suburbios al típico repeinao de cutre-derechas que se cree todo lo que dice César Vidal… y desear con todo tu corazón que se le revuelvan sus delicadas tripas leyendo sobre inmigrantes paquistanís bisexuales. Hablo de sufrir durante veinte minutos la charla interminable de ese pedante que “sólo lee clásicos porque la literatura contemporánea es malsonante y vulgar” para luego endosarle Viaje al fin de la noche, de Céline. Y decirle que es un clásico. Y no mentir al decirlo, pero tocarle los cojones igualmente.

 

Podríamos ponernos serios y decir que nuestro objetivo es derribar los muros de la cerrazón lectora y encaminarnos a un mundo mejor donde todos puedan leer de todo, aceptarlo, entenderlo, y no mirar a nadie por encima del hombro en función de las lecturas que libremente escoge.

Pero sería mentira.

Tan solo lo hacemos por diversión.

Si ya no pudiéramos reírnos en estos tiempos de crisis… ¿qué nos quedaría?

 

A cuidarse, amigos!

Biografías Acojonantes II: Jaroslav Hasek

 

Hola amigos! Ando falto de tiempo así que vuelvo a mi holgazanería bloguera habitual. Pero ando leyendo algo tan divertido que tengo que compartirlo con vosotros. Después de nuestras últimas incursiones en el mundillo editorial, regresamos al tuétano de este hueso osteoporósico que es Literatura Torcida: letras jodidas y autores aún más jodidos.

            Y es que hoy volvemos a las Biografías Acojonantes con otro escritor especial, de los que a nosotros nos gustan: el insigne Jaroslav Hasek. (Nótese la falta de acentuaciones y marcas especiales en su nombre. Pero ni un servidor es checo, ni malditas las ganas que tengo de perder veinte minutos cada vez que quiera escribir el nombre completo).

 

            El hecho de que hablemos de un checo ya debería advertirnos: estamos hablando de un país que ha visto nacer a artistas como Cerny, artífice de una escultura móvil de dos hombres con el pene al viento orinando sobre una piscina con la forma de la República Checa. Estatua que, para más sutileza, se halla justo en la puerta del Museo Kafka, lo cual da para todas las interpretaciones que te dé la gana.

 

            Pero entremos en materia. Nacido en Praga en 1883, Hasek ha pasado a la historia por su genial novela inacabada “Las aventuras del buen soldado Svejk”. Mientras la leía, me daba cuenta de que el autor tenía que haber sido por fuerza un pieza de marca mayor. Sólo un caradura especial podía echarle los huevos necesarios para escribir, justo después de la Primera Guerra Mundial, una novela donde la mayoría de militares son unos inútiles, el cura de campaña un putero borracho (judío, para más INRI) y el mejor soldado de todos un retrasado mental. Atentos:

 

            “El médico militar jefe se acercó mucho a Svejk.

            -¡Me gustaría saber en qué piensa ahora, tontaina!

            -A sus órdenes, no pienso en nada.

            -¡Rayos y truenos! – vociferó uno de los miembros de la comisión, haciendo tintinear el sable - ¡Así que usted no piensa! ¿Y por qué no piensa, gilipollas?

            -No pienso en nada, los soldados lo tienen prohibido […]”

 

            Cuando lees algo así, sabes que estás ante un tío especial.

            Por supuesto, “caradura” fue lo más bonito que le dijeron cuando volvió a Praga tras la guerra. Pero estamos avanzando acontecimientos.

            Antes de todo esto, a Hasek ya se le conocía por ser un espíritu libre. Algún trabajo honrado tuvo, como ayudante de farmacéutico o incluso empleado de banca. Todos ellos, trabajos que le duraron poco debido a la bonita afición de Hasek a amorrarse a la botella.

            Hombre de firmes convicciones anarquistas, se dedicó entonces a escribir en diferentes publicaciones checas de corte político y satírico. Y es que eso era lo que más le gustaba a Jaroslav: echarse unas risas y unos tragos. Así las cosas, hasta fundó un partido político conocido como “Partido del Moderado Progreso Dentro de los Límites de la Ley”, que por supuesto no llegó a ningún sitio más que a nuestros corazones. Supongo que Cicciolina quiso emular a Hasek en eso de montar partidos cachondos, pero hay que reconocer el mérito que tiene hacerlo en unos años en que por menos de eso te encerraban siete días en un calabozo. Precisamente la prisión fue un sitio que Jaroslav conoció a fondo, debido a su particular sentido del humor y del deber, que le llevaba a romper cristales, destrozar tabernas e incluso liarse a hostias con algún agente de policía.

            Entre editar periódicos, emborracharse, provocar reyertas y fundar partidos absurdos, aún sacaba tiempo para sacarse algunas perrillas con trabajos tan honrados como peregrinos. Como por ejemplo, robar perros. No es broma. Tú te lees la novela y ves al tontaco Svejk vendiendo perros de pedigrí falso, mutantes sieteleches, y piensas: qué gran parodia. Luego te enteras de que el autor hacía exactamente lo mismo y piensas…¡qué gran parodia! Os invito a todos a imaginaros a algún conocido periodista español actual. ¿Ya le has puesto cara? Ok, ahora imagínate que se pasa borracho la mayor parte del día, que se dedica a traficar con perros y que a la primera de cambio le suelta una galleta a un, por ejemplo, capitán de la Policía Nacional. Y ahora imagínate que funda un partido político y se presenta a las elecciones. Sí, lo sé. Yo también le votaría. Lo que nos íbamos a reír.

 

Foto: nótese el parecido entre autor y protagonista, con esa mirada alelada por el alcohol y esa barriguilla encantadora.

           

            Luego llegó la guerra y le reclutaron para el ejército austro-húngaro. Pero duró poco: capturado por los rusos, no tuvo muchos problemas en desertar y pasarse al bando enemigo. Apoyó a los bolcheviques, pegó tiros con la Legión Checa y hasta tuvo tiempo de casarse con una hermosa mujer rusa, con la que volvió a Praga en 1920. Para estupor de su primera mujer, de la que ni siquiera se había divorciado. Genio y figura.

           

            Por desgracia para nosotros, es cierto eso de que una bombilla que brilla con el doble de intensidad dura la mitad de tiempo. Así las cosas, Jaroslav palmó a los treinta y nueve años, encamado, con un hígado del tamaño de la Plaza Wenceslao, y escupiendo sangre a mansalva. Porque un gran escritor sólo tiene tres formas de morir: pegándose un tiro, de cirrosis, o de tuberculosis.

            Y Jaroslav Hasek fue sin duda un gran escritor. Él mismo lo reconocía con cierta reluctancia:

 

            Por esta razón digo llanamente: en la historia de toda la humanidad ha habido solamente un individuo tan multifacéticamente perfecto, y ese soy yo.”

 

            No lloréis por Jaroslav. Leed su Svejk y reíd. Será lo mejor.

 

            A cuidarse amigos!

 

Las cinco mejores editoriales del siglo XXI

 

Hola amigos! En Literatura Torcida solemos asomarnos a aquellas novelas y/o autores que nos causan mayor regocijo cuando los leemos. Y es que en el mundo de las letras hay tipos con clase, con clase de verdad, capaces de perpetrar párrafos imposibles, personajes de otra dimensión, y situaciones inverosímiles que ni siquiera veríamos bien en una película de Antena 3 un domingo a las cuatro de la tarde. Pero como se da el caso de que lo último que he leído esta francamente bien (y lo que no… sale hoy aquí) esta vez nos asomaremos al mundo de las letras desde otra perspectiva: las editoriales.

Ya vimos en los artículos sobre cómo joder una sobrecubierta 1 y 2 algunas pinceladas de la alegría y el goce que nos pueden proporcionar estos insignes prohombres llamados editores. Hoy os voy a exponer mi particular ranking con las cinco mejores editoriales que han campado por nuestras librerías en lo que llevamos de siglo.

 

·         EL QUINTO PUESTO ha sido el más difícil de resolver, puesto que son varias editoriales las que merecerían estar en esta lista. Por un momento decidí que sería ViaMagna, pero de ella hemos hablado ya mucho, así que he optado por darle el quinto puesto a la aún joven editorial MARLOW. Algunos quizá no hayáis oído hablar de este sello. Seguramente nunca lo haréis, al ritmo que van. Marlow ha sido el fruto de los esfuerzos de los chicos de Edhasa por crear un sello totalmente diferente a lo que los caracterizaba hasta ahora. Las novelas de Edhasa se conocen por su elevado precio y lo cuidado de su formato. Así que en contraposición, las de Marlow son feas y cutres. Han hecho apuestas totalmente descabelladas, como pretender que Jumper fuera un best-seller (considerando que la peli era una mierda. Pero ¿qué podías esperar de una peli de acción donde los protas son Anakin Skywalker y Billy Elliot?)

Pero donde me conquistaron fue con el lanzamiento de un best-seller americano que para mí es la novela más inclasificable de todos los tiempos. Responde al escueto nombre de Los libros de cristal de los devoradores de sueños (gran título que la hermana con los culebrones venezolanos donde el amante de la prota resultaba ser el tío del cuñado del primo de la nieta del amigo del padre de la prota) y en alguna entrada futura os pondré la sinopsis completa de esta joya en la que podremos encontrar sexo, antifaces, viajes en zeppelín, soldados nazis y cardenales chinos. Sólo por esto ya deberíais ir a buscarla a vuestra librería.

 

·         EN CUARTO LUGAR el sello revelación IMSER SIGLO, por promover un estilo de venta cutremente alegre y al mejor autor español del milenio. En la web de la editorial ellos mismos reconocen que “nacen con el apasionante propósito de impulsar y renovar el panorama editorial en España” (lo cual es loable) “publicando un escaso número de títulos al año pero apostando por cada uno de ellos con un fuerte apoyo publicitario” (es decir, nos da igual que el libro sea una mierda, pero vas a tener publicidad hasta en la sopa). Y lo rematan con “un libro es uno de los mejores espectáculos del mundo”. Ya lo decía Freddy Mercury: The show must go on!!

Para esta labor, se inventaron un pseudónimo de autor llamado Víctor Saltero, nombre además del protagonista de sus novelas. Novelas que se caracterizan por los siguientes elementos:

 

1)       Sus argumentos tocan temas de rabiosa actualidad como el asesinato de etarras o la quema de fotos del Rey.

2)       Su posicionamiento es marcadamente derechista en su vertiente Cadena COPE (matar etarras no es tan malo y la sociedad así lo entiende + los socialistas son unos conspiradores aliados con los pérfidos catalanes de ERC que queman fotos del Rey).

3)       Son novelas cortas vendidas como novelas largas, con tipología de letra gigante y a siete espacios.

4)       Se hallan en posesión de algunas de las mejores frases de la literatura española, como “le habían disparado en el corazón, en el centro del pecho, un poco a la izquierda” (menos mal que lo especificaron, si no, podría haber supuesto que el corazón lo tenía en el culo)

5)       En todos los foros donde se critican estas novelas, aparecen lectores furibundos pidiendo un poco de respeto para Victor Saltero y sus fans y diciendo que Saltero defiende ideas bellísimas (me pregunto si alguno aparecerá por aquí).

Por si todo esto fuera poco, han convocado un premio de novela llamado Víctor Saltero, y dicen que “Este premio tendrá carácter anual y llevará el nombre de Víctor Saltero pues será financiado con los derechos de autor de las obras de este escritor, derechos a los que renunció a favor de la editorial para que ésta los dedique a dicho fin”. Considerando que Víctor Saltero no existe, la bondad y generosidad mostrada harían cagarse de vergüenza a Benedicto XVI.

 

·         LA MEDALLA DE BRONCE va para el tristemente desaparecido sello PUZZLE BOLSILLO. ¡Qué hermosos tiempos aquellos en que llegaban a tu librería novedades de Puzzle! Se formó como sello “barato en su concepción pero con una innegable calidad en su contenido”. Bueno, cierta calidad tenía. Pero efectivamente era barato en su concepción. A una caja de puta pena se le unía un delicioso color naranja chillón en lomo y contraportada, destinado sin duda a que hasta un ciego lo viera en los estantes. Este sello, armado con un equipo de redactores de impresión, fue capaz de maravillas como la ya conocida biografía de Jack McDevitt (Las Máquinas de Dios); las críticas entrecomilladas sin autoría alguna en sus portadas; o sinopsis tan increíbles como la que exponemos a continuación, de la novela “El Huevo con Truco” de James McClure:

Una conocida escritora sudafricana muere asesinada en su domicilio; ello da lugar a una nueva investigación de Kramer y Zondi, la legendaria pareja mixta de policía blanco y policía no blanco creada por nuestro autor […]”.

Me surgieron muchas dudas al leer esta sinopsis. Por un lado ¿quiénes son Kramer y Zondi? ¿Por qué son legendarios? ¿Qué han hecho para merecerlo? Por otro lado, ¿por qué cojones tratan a una pareja de policías de “mixta”, como si fueran un maldito sándwich de jamón y queso? Y sobretodo ¿Por qué Zondi es no blanco? ¿Cómo es? ¿Verde? ¿Rosa? ¿Tan difícil es decir “negro”?

 

·         COMO SUBCAMPEONA OLÍMPICA tenemos a la siempre divertida EDICIONES EL ANDÉN. Uno se pregunta: ¿cómo es posible que un tío que impulsó los sellos DeBolsillo, Areté y Zeta Bolsillo aúne esfuerzos con algunos editores de nombres como Le Carré o Javier Marías … y entre todos hagan una cagada de tal calibre? Ediciones El Andén se ha caracterizado desde su creación en el 2007 por publicar millones de títulos al año, la mayor parte de ellos absurdos. Algún nombre famoso cazó (Vázquez Figueroa… que tras la experiencia ha seguido con Ediciones B. Lo cual dice muchísimo) pero para llenar el hueco se dedicó a pillar todo lo que no habían querido en las demás editoriales. Imagínate si es malo el sello que los propios comerciales de su distribuidora que venían a mi librería, me recomendaban que no comprara muchas porque no se vendían un carajo. Pero yo tengo que amar a una editorial capaz de publicar El asesino del bien:

¡Qué hermosa portada! Desde que vi esa gigantesca aspirina marcada con dos tibias y una calavera, mi corazón tuvo dueño. El argumento es fabuloso: un pirado se dedica a asesinar a gente según el tratamiento homeopático que siguen. ¡Es que los asesinatos pasionales o por tráfico de drogas y armas están ya pasados de moda! Además, un redactor ambicioso fue recompensado con un pequeño espacio en la portada donde escribir una frase con gancho que atrajera lectores. Y escribió esto: “Un asesino en serie elige a sus víctimas según el tratamiento homeopático que corresponde a su personalidad”. Sólo Anne Igartiburu tiene menos gracia.

El Andén ha tocado todos los géneros. También la ciencia ficción. Hace poco tuve la fortuna de leer “Los Niños de Armagedón”, de Terry Brooks, donde encontré esta hermosa frase: “Nunca había salido de aquel sitio, ni una sola vez, en parte, porque había nacido sin piernas”. La lástima es que esta frase no es irónica. ¡Salve a El Andén!

Actualización: Para más risas, echadle un ojo a este post en el excelente blog del Llegidor Pecador, esa novela se me pasó y la verdad es que no tiene precio!!!! Grande, Pecador!

 

·         Y LA GANADORA INDISCUTIBLE, la mejor de todas las editoriales, es sin duda la impagable EDICIONES B. Este sello de abolengo, con tan larga trayectoria, se ha caracterizado en los últimos años por despedir a todo su personal cualificado. Hornadas de editores han salido escopeteados de Ediciones B para montar (con éxito) sus propios sellos, como es el caso de Roca. (Uno de los artífices de estos despidos en masa se llamaba Juan Pascual, mente preclara, además de, intuyo, machista de mierda, que no sólo mandó a la calle a comerciales validísimos sino que luego él mismo se fue para fundar… El Andén!!! ¿Se puede ser peor?).

Para rematar la jugada, han puesto en marcha una política de reducción de gastos consistente en perder a todos los autores best-seller que les daban dinero, ganándose el sobrenombre que algún ilustre de las letras tuvo a bien darle: “Ediciones B, de Bacío”. Así las cosas, han salido cagando leches de la editorial escritores como Noah Gordon, Dan Simmons o Michael Connelly (que se han ido a Roca) o John Grisham y Catherine Neville (que han pasado a engrosar las filas de Plaza Janés – Random House). El caso más flagrante quizá fue el de Noah Gordon, que fue el primero de esta larga lista (casualmente, su adquisición por Roca hizo que estos quisieran un mejor sello de bolsillo que los editara… provocando así la desaparición de Puzzle!!!! Todo está conectado!!).

La última perla de Ediciones B fue su contra-campaña en Sant Jordi y Ferias del Libro 2008. Planeta presentaba la nueva novela de Carlos Ruíz Zafón. Random House intentaba plantar cara con la segunda parte de Los Pilares de la Tierra. Y en medio de esta lucha de Titanes, apareció Ediciones B, creyéndose la tercera en discordia, y mostró su as en la manga: reeditar Lo que el viento se llevó. Que dicen es magnífica y fue uno de los más grandes best-sellers de la historia, sí. Pero en 1936.

Lo más jodido es que, conscientes de que estaban siendo un poco cándidos, optaron por publicar al mismo tiempo dos secuelas, escritas por diferentes autores, llamadas Scarlett y Rett Butler. Y no sé en las demás, pero en mi librería, de las tres, la que más vendió con diferencia fue Rett Butler. Lo cual demuestra que “francamente, querida, me importa un bledo” es una de las mejores frases de la historia universal.

Este lanzamiento fue el movimiento magistral de Ediciones B este 2008, cuyos resultados todos sabemos: sólo se vendió El Juego del Ángel y Ediciones B no se comió una mierda.

Desde ya proponemos un cásting estilo Tienes Talento para ocupar una plaza como editor de Ediciones B. ¡No dejemos que muera tan insigne sello!

 

A cuidarse amigos!

 

El Arte de Joder una Sobrecubierta (parte II)

 

Hola amigos! Como ya comentamos en el anterior post sobre este asunto, joder una sobrecubierta no es ciencia: es arte. Hay que estar muy bien entrenado, hay que dominar la técnica de soltarla bien gorda, pero sobretodo, hay que llevar en el alma unas gotas de genio, una chispa de magia, esa chispa que logra que uno se ría más mirando una portada que viendo el film Manos, The Hands of Fate pasado de marihuana. Si en el anterior episodio hablamos de las innumerables traducciones de algunos títulos y las sobrecogedoras biografías de los autores, hoy nos centraremos en tres aspectos tanto o más esenciales a la hora de cazar una buena mala novela en medio de esas mesas preñadísimas de novedades. A saber:

 

1) EDICIONES Y EJEMPLARES VENDIDOS:

Este punto es breve, pero no carece de cierta ironía. El otro día llegó a mi librería un nuevo título de la impagable ViaMagna (que pegaron el pelotazo con El Testamento Maya… y aún están buscando otro pelotazo parecido. Sin éxito). Ante mis asombrados ojos resaltaron las palabras 3º EDICIÓN!!!. Como soy de natural inquisitivo, me pregunté: pero si esto es una novedad que ha llegado hoy… ¿cómo cojones llevan ya tres ediciones? ¿La habrán vuelto a cagar en el almacén y hace seis meses que salió? ¿Acaso mi librería es como Hobbiton, que soy inmune a lo que pase fuera y a nadie le importa un pimiento lo que pase dentro?

Luego rebusqué en la primera hoja y ahí estaba:

1ª edición, octubre 2008.

2ª edición, octubre 2008.

3ª edición, octubre 2008.

¡Ah, golfos! ¡Es que hicieron las tres ediciones del tirón! Es lógico. Cuando, como editor, apuestas por un título que se perderá en la marea de las noventa mil novelas anuales que se publican en el nunca suficientemente valorado campo del thriller, o te buscas la vida o no te comes los turrones en la empresa. Supongo que alguna mente genial pensó: mierda ya, pa que voy a hacer una edición de tres mil ejemplares si puedo hacer tres tacadas de mil y marcarme tres ediciones na más llegar. ¡Arraso seguro!

En un arranque de generosidad y apoyo a tan brillante idea he puesto una pila de esa novela en el centro mismo de mi mesa de novedades de género. Como se vendan todas me hago una camiseta con el logo de ViaMagna.

Aparte de eso, también me guardo en el tintero esta idea para el día en que, desesperado, me autoedite mis novelas. Pero como a cojones no me gana nadie, voy a hacer una tirada de 1000 ejemplares repartida como Dios manda: a 500 ediciones de 2 ejemplares cada una. Aunque me gaste una fortuna en parar y encender la máquina de los huevos, una novela con más ediciones que El Caballero de la Armadura Oxidada tiene que hacerme rico por narices.

 

2) LA OPINIÓN DE LA CRÍTICA:

Opiniones de la crítica especializada (o no) las hay a cientos. Las mejores de ellas, ineludiblemente, acaban en la (contra)portada de aquellas novelas que necesitan un empujoncito.

Encontramos diferentes tipos de crítica o declaraciones, que pasamos a resumir:

·         El periódico de turno: Suele tener nombre inglés, y suele ser una versión pobre del que conocemos aquí. Entiendo que cuando el New York Times dice “aterradora, apasionante, no te la puedes perder”, o la novela es buena (generalmente no) o al menos se han gastado pasta en untar al periódico de turno. Pero cuando comentarios tan vagos e inútiles como “Magnífica novela de enorme atractivo” (no es broma, este comentario es real, igual que los periódicos que vienen a continuación) vienen firmados por asombrosos periódicos llamados Buckinham Examiner; o St Louis Post Dispatch o (redoble de tambores) Peterborough Evening Telegraph… coño, ¡entonces es que ahí hay calidad de la buena! Yo creo que este último no se lo deben leer ni en Peterborough. Porque, seamos serios, su página web luce peor que la de La Voz de Castelldefels. Y, con todo el respeto, La Voz solo la leen en Castelldefels. Y menos de la mitad de su población.

·         El nombre que no dice nada: Cuando creen que lo del diario no va a colar, meten el nombre de algún tipo (también en inglés) al que conocen en su pueblo, esperando que el lector diga: ah, cuidao, que ésta la recomienda John Stampleton. Que dices: pues vale. Si lo dice John Stampleton, es que ha de estar bien. Luego te lees lo que dice el tipo en cuestión, y encima resulta ser una mierda de comentario. Claro que eso explica que nadie le conozca como crítico literario.

·         El crítico comparativo: Existen críticos osados que hacen del comentario literario todo un arte en lo que a mezclar nombres se refiere. La idea no está mal: si la novela te ha parecido más sosa que Tom Hanks en el Código Da Vinci, lo mejor es que no pierdas el tiempo poniéndole adjetivos: se notará que es mentira. Coge dos autores que vendan bastante y di que esa novela es una mezcla de los dos. Y allá cada cual con su interpretación. Esto a veces parece hecho de forma arbitraria, como en El Círculo de los Escribas (Romain Sardou) de la que dicen “mezcla la frialdad de Harlan Coben con la escenografía de Stephen King” (¿a qué se referirá con lo de la escenografía?), o llegando a veces a extremos delirantes como en La Ecuación Dante, donde rizan el rizo mezclando tres autores: Dan Brown, Neal Stephenson y otra vez Stephen King. Y que conste que no fusionó más escritores porque se quedó sin espacio. El día menos pensado encontraré una que diga: “el estilo de Bárbara Wood con lo mejor de Stephen King”. Y como me la encuentre, te juro que me la compro. En tapa dura.

En realidad esto da casi para un juego: consigue la mezcla de autores más cachonda. ¿Te imaginas el resultado de combinar “lo mejor de Helen Fielding con lo mejor de Tolkien”? Me muero por ver a Arwen obsesionada con sus kilos de más y a Aragorn engañándola con… Galadriel!!! Ah amigos, la diversión no tendría fin.

·         El hacedor de géneros: El Mezclador de Autores es un discípulo aventajado del Hacedor de Géneros. De estos hay pocos ejemplos, pero valen su peso en oro. En “El Lago”, de Steve Alten, encontré esta perla: combina una meticulosa investigación con una narración fascinante para alumbrar un nuevo género: el thriller histórico de ciencia ficción”. Y es que, amigos, en este perro mundo se ha inventado ya todo, así que lo único que nos queda es mezclar géneros hasta que nos estalle la cabeza. Siempre me consideraré un mierda a menos que consiga escribir una novela que de lugar a un género como el western policíaco romántico-histórico de terror futurista. Crear algo así se merecería el Nobel.

·         El entrecomillado porque me sale de los huevos: Existen también editores que combinan su labor literaria con un trabajo a media jornada en el Telepizza, de forma que se les escapan ciertas ideas o sencillamente no tienen tiempo para mimar algo tan importante como una buena-mala sobrecubierta. De modo que en vez de perder el tiempo buscando en Google un peregrino periódico de Minnesotta que de voz a una crítica, se marcan un entrecomillado por toda la cara sin autoría alguna. Como en la ya comentada “Las Máquinas de Dios”, de Jack McDevitt (sí, el de las vivencias con los extraterrestres) donde encontramos lo siguiente en la parte superior de la portada:

McDevitt nos brinda arqueología interestelar repleta de misterio, ideas hábilmente hiladas y una atmósfera cargada de tensión”.

Y tú te quedas ahí, preguntándote quién dijo eso (para pegarle) pero por vueltas que le des al libro, jamás encuentras al autor de la fechoría. Claro que yo también me escondería.

·         El soso: Y en fin, luego existen aquellos comentarios cuyos autores ni siquiera se han atrevido a pasarse por la editorial a cobrar los 30 euros que les pagaban por una frase suya en la portada. Porque, para decir: “Personajes convincentes y una historia trepidante se aúnan en este apasionante thriller religioso” (El Libro de los Nombres)… lo mejor era no decir nada. Que la tinta va muy cara. Os remito nuevamente al Generador de Tramas de Novelas de Dan Brown. ¿No es glorioso que un programa humorístico pueda generar de forma aleatoria comentarios exactos a los de muchas novelas reales?

 

LAS SINOPSIS ATERRADORAS:

En este blog ya hemos tenido ocasión de analizar frase por frase algunas de las mejores sinopsis de la historia de la literatura. Pero no nos engañemos: llegar a ese nivel es gesta al alcance de sólo unos pocos bendecidos por los dioses. Los demás redactores se han de conformar con breves chispazos de genialidad, atacando diferentes aspectos clave de las sinopsis:

·         Meter todos los tópicos que puedas: sobretodo una secta, y un secreto que “cambiará el curso de la humanidad”.

·         Usar todos los adjetivos posibles que corten el aliento: os desafío a que perdáis tan solo diez minutos en una librería mirando sinopsis de thriller y encontréis las siguientes palabras repetidas menos de tres veces: aterrador, misterioso, enigmático, trepidante, peligroso, inquietante. Si lo lográis, me como el blog.

·         Acojonar al personal: Para esto basta con dos o tres preguntas inquietantes en la portada en plan ¿Qué terrible secreto esconde el papel de plata donde Jesucristo se envolvía el bocadillo? Algunos redactores suben un peldaño más y escriben amenazas de nivel, como en La Décima Clave, de Antonia Corrales. Atentos:

La Décima Clave es una novela, pero todo lo que en ella ocurre podría estar sucediendo ahora mismo”.

¡Joder! ¡Acojona, tronco, acojona! Parece escrito por el rapado de Está Pasando.

 

Luego existen aquellos redactores gandules que ya no saben qué inventarse y optan por un estilo telegrafista, como en La Conspiración de los Herejes, de Jonathan Rabb:

 

Asia Menor, siglo VI: La secta maniqueísta desaparece.

Bosnia, 1992: Pearse, un estudiante de teología, mantiene una intensa relación con una joven croata.

Roma, hoy: Un manuscrito codificado llega a manos de Pearse. Llevado por la curiosidad hace traducir el documento. El manuscrito contiene una oración maniquea: El maniqueísmo ha perdurado con el claro objetivo de eliminar el catolicismo e imponer una nueva fe.

 

¡Corred, católicos! Me pregunto qué pinta ahí la joven croata. Y sobretodo, me pregunto cómo llega el redactor a la conclusión de que el maniqueísmo ha sobrevivido con el claro objetivo de eliminar el catolicismo. ¡Si sólo ha encontrado una oración en un manuscrito! Parece que lo haya escrito un avezado conspirólogo como Jiménez Losantos.

 

En fin, amigos, ya veis todo lo que pueden dar de sí las dos tapas de cartón que encofran una novela. En este análisis hemos obviado un elemento clave: las portadas. Pero es que una portada, generalmente, o es buena, o es sosa, y por lo tanto menos risible. Cierto que hay algunos diseños de portada desconcertantes (comentaremos alguna en un artículo de próxima aparición sobre las peores editoriales del siglo XXI) y que algunas series, como todas las de Marian Keyes, parecen hechas a propósito para provocar ataques epilépticos, pero en general, el rey indiscutible de las Portadas Acojonantes es el género romántico duro… y de esto hemos hablado (y visto) ya bastante. Además, quien diga que no le gustan las portadas con maromos cachas descamisados, es que es un mamón.

 

A cuidarse amigos!

 

El arte de joder una sobrecubierta (parte 1)

 

Hola amigos! Lo malo de estar en periodo pre-campaña de Navidad es que no puedes leerte más que el 1% de todo lo que llega a tu librería. Lo bueno, es que para compensarlo te meriendas casi toda la información de las sobrecubiertas: sinopsis, biografías de los autores, etc. ¡Y ahí hay un filón! El lector habitual, aquel que en vez de preguntar “qué me recomiendas” (suponiendo que ese desconocido librero tiene el don de la adivinación) se molesta en gastar ATP cogiendo el libro con sus propias manos y leyéndose la sinopsis a ver si la novela le interesa… ese lector, digo, se debe enfrentar a veces a contenidos tan desconcertantes como hilarantes. Aquí no vamos a desgranar punto por punto sinopsis sobrecogedoras como la de El Aviso, pero sí que vamos a hacer un escueto repaso a las gambadas que uno puede encontrarse al leer la abundante (y generalmente inútil) información que los redactores de las editoriales tienen a bien imprimir en las sobrecubiertas. Porque así como dicen que hasta el rabo, todo es toro… también hasta las solapas, todo es literatura. Jodida, como no podía ser de otra forma.

Para no hacerlo extra-largo y pesado de leer, lo partiremos en dos bloques: hoy, Traducciones y Biografías de autores.

 

LAS TRADUCCIONES:

Y es que este apartado me fascina. Generalmente, contra más cutre es la novela, a más idiomas la han traducido. Pero es que no estamos hablando de siete u ocho idiomas, ni quince ni veinte. “Traducido a treinta y ocho idiomas” (Steve Berry, El Tercer Secreto). Pero a ver: ¿existen tantos idiomas? Bueno, ya sé que existen, pero ¿existen tantos idiomas en países donde el grueso de la población sepa/pueda leer? ¿Qué interés tiene para un editor publicar El Tercer Secreto en swajili o amárico? O mejor aún: ¿¿qué interés puede tener la gente de Etiopía en tener que aguantar a Steve Berry?? El caso de este hombre aún tiene más gracia en la edición de bolsillo de otra de sus novelas: La habitación de Ámbar, de la cual dicen “se ha traducido a cuatro decenas de idiomas”. Me gusta eso de tratar los idiomas como si fueran huevos en el supermercado. Ya me imagino el estilo de compra compulsiva en librerías que nos depara el futuro: “Hola, ponme media docena de traducciones de Steve Berry y cien gramos de Dan Brown. Y córtamelo finito, en capítulos bien cortos, por favor”

  Luego tienes aquellas cosas incomprensibles, como que traduzcan Harry Potter al latín. Y encima van, y desde el Vaticano la declaran obra inspirada por el Diablo. Les está bien a los de Salamandra. Por listos.

 

 

LAS BIOGRAFÍAS ACOJONANTES:

Otro aspecto interesante de las sobrecubiertas son las magníficas biografías resumidas que los editores consideran esenciales para nuestro conocimiento.

Por ejemplo, está demostradísimo que a la hora de escoger un libro, un factor esencial para el lector es conocer la residencia actual del autor. Saber que Richard Cox vive en Tulsa, Oklahoma, no es cosa baladí. ¿Para qué irse de luna de miel a Egipto o Tailandia y perder el tiempo descubriendo culturas milenarias cuando podrías estar en Tulsa, Oklahoma, pidiéndole a Richard Cox que te firme un ejemplar de bolsillo de “La partícula divina”?

 

En otras ocasiones, parece que algún pobre redactor reciba el encargo (en una noche de borrachera) de resumir una biografía en tres líneas de hoy para mañana. Sólo así se explican textos como el que sigue:

 

"Es amante de la historia antigua, la mitología, la escritura jeroglífica y la fotografía, así como de la literatura y poesía inglesa de los siglos XVII y XVIII, inicia distintos viajes para documentarse para escribir El Proyecto Galilea" (Mayte Para Torres - El proyecto galilea,

Viamagna).

Dejando de lado la belleza de la expresión “es amante” (sinónimo de “no tiene ningún tipo de formación al respecto pero le gusta”), nunca he visto biografía más dispersa. Es como si yo te digo que soy amante del tocino, del sushi, del fútbol, que me gustan las pelis de Johnny Deep y que los domingos por la tarde me rasco la nariz. Todo ello información inconexa y sin utilidad alguna. Salvo descubriros a todos que soy un capullo. Por otro lado, me gustó eso de que ha viajado mucho para documentarse para la novela. Como si el mismo redactor fuera consciente de su nula credibilidad e intentara romper una lanza a favor del autor.

 

            Luego tienes aquellas biografías que no sabes cómo tomarte:

 

"Ha ejercido como profesor, ejecutivo de una empresa multinacional, esquiador profesional, promotor inmobiliario, criador de caballos, y, ante todo, aventurero. Hastiado de una vida demasiado convencional, finalmente se decidió a dedicarse a su verdadera vocación: escribir novelas" (Dan Chartier - La Maldición, Star).

 

¿Pretendía el redactor ser irónico? ¿Creativo? ¿Es tan aburrido el libro que la mejor parte es la biografía del autor? ¿O sencillamente el tipo que escribió eso ni siquiera estaba prestando atención? Mierda, YO si que tengo una vida convencional. Por otro lado ¿qué coño le pasa a Dan Chartier? De profesor de secundaria a yuppy de una multinacional, luego lo dejo para dedicarme a esquiar, más tarde jodo vidas vendiendo antros a precio de palacios, de ahí me dedico a criar caballos porque me siento un John Wayne de la vida, y al final me lanzo a vivir aventuras porque mi ídolo mediático es Miguel de la Cuadra Salcedo. Con dos cojones.

Aunque ahora que lo pienso, no es nada malo ser fan de De la Cuadra Salcedo. Quedaría de vicio en una portada de novela de La Cueva de Ellora:

 

También están aquellas biografías que parecen ir bien hasta que te la joroban con un último apunte totalmente fuera de lugar.

 

"Nació en Oregón y creció con sus siete hermanos en California, donde pasó horas y horas leyendo las novelas de autores como Forsyth y Ludlum. Estudió medicina y se especializó en pediatría. Actualmente es el pediatra general del Los Angeles Children’s Hospital. En su obra despliega sus conocimientos profesionales, así como su experiencia médica en la selva de America Central. Una de sus aficiones es la música y toca varios instrumentos." (Philip Hawley – Estigma, Plaza Janés).

 

Dejando de lado que me importe un carajo si tenía siete hermanos o treinta y dos (parece del Opus) ese apabullante currículum médico queda desgraciado en un segundo con el comentario musical. Hasta entonces te lo imaginabas salvando heroicamente vidas de niños. Después, te lo imaginas tocando la trompeta en un paso de Semana Santa de tu pueblo, vestido de romano, con una escoba en la cabeza y una armadura de plástico. Así no hay quien le tome en serio a uno.

 

Otros redactores gustan de escribir esas biografías en momentos de gran estupefacción por THC o en pleno viaje de ácido. Atentos a estos dos fragmentos de la biografía de Jack McDevitt (autor de Las Máquinas de Dios) que encontramos en la última página de la edición de Puzzle Bolsillo:

 

[…] McDevitt es un autor a la antigua usanza, de esos que ha vivido primero y, ya en su madurez, ha plasmado sus experiencias por escrito […]”.

Considerando que la novela de McDevitt va de unos exploradores espaciales que buscan una raza alienígena desaparecida por toda la galaxia, se me plantea un terrible interrogante: ¿¿pero qué vivencias ha tenido este hombre?? Vamos, que no es precisamente un Kerouac contando lo bien que se lo pasaba todo el día montado en un camión rumbo a México.

Luego tienes la segunda parte de la biografía:

[…]Tres son los pilares básicos de su obra: la sensibilidad con que aborda personajes y argumentos, la perspectiva – esa perenne búsqueda de una respuesta al enigma - , y el enigma en sí que, por lo general, responde a la voluntad de ofrecernos una visión – nueva y cautivadora – de los temas que han hecho grande la cf”.

¿Qué ha querido decir con eso?

No, en serio.

¿Qué cojones ha querido decir con eso?

 

Para terminar, tenemos aquellas biografías que son sencillamente un disparate. Sólo las pueden haber escrito tres tipos de personas:

1)       El hijo del editor, de trece años.

2)       Un redactor al que ya le han dado la carta de despido.

3)       Un cachondo.

 

Si no os lo creéis, juzgad:

 

 

"Se licenció en administración de empresas en la Universidad de Texas. Sus libros se aferran a ideas verdaderamente grandiosas. Actualmente reside en Tulsa, Oklahoma." (Richard Cox - La Partícula Divina, Vía Magna).

 

¿Esto a qué viene? Estoy por ponerlo en mi currículum:

·         Residencia: Barcelona

·         Experiencia laboral: Librero

·         Aficiones: Aferrarme a ideas verdaderamente grandiosas.

 

¡Magnífico! ¿Ves como era importante saber que Richard Cox vive en Tulsa, Oklahoma? ¿Realmente quieres perderte la oportunidad de que te firme un libro alguien que se aferra a ideas verdaderamente grandiosas?

 

En fin, hasta aquí llegamos hoy. En la siguiente entrega, más destellos de genialidad en las sobrecubiertas: Los Ejemplares Vendidos, La Opinión de la Crítica, las Sinopsis Aterradoras.

 

¡Llega La Cueva de Ellora!

 

A lo largo del mes de Octubre, y sobretodo entrado Noviembre, llega a las librerías un aluvión de novedades que no te deja coger ni aire. Para los libreros es una temporada un poco caótica porque al final no sabes ni qué cojones está entrando. En fin, durante un par de mañanas no he ido a la librería por diferentes motivos, y hoy cuando llegué me encontré no sólo con demasiadas cubetas de libros por colocar, sino con un fajo enorme de primeros capítulos y puntos de libro promocionales. No tenía intención de revisar ese fajo hasta mañana, pero algo extraño atrajo mi mirada, así como de pasada.

            En la cima del paquete de puntos de libro vi uno rojo, con tres portadillas de libros y un Ankh en la parte superior. Tal que así:

 

            La utilización de ese sobreexplotado símbolo egipcio y el nombre La Cueva de Ellora en la parte inferior me trajeron ecos de alguna nueva colección de narrativa espiritual, libros de autoayuda, o escritos pseudos-místicos. Y el hecho de que en la primera portada apareciera un tipo musculoso sin camiseta no quería decir que… espera… ¿qué coño hace ahí un tipo musculoso, sin camiseta y con los pulgares provocativamente hundidos dentro de los pantalones? Dejé no sé dónde los libros que llevaba en la mano y dediqué toda mi atención al pedacito de cartón. ¡Ah, amigos! Puntos los hay de todas clases formas y colores, pero jamás había visto yo uno que reflejara tan clara declaración de intenciones. Usemos la lupa sobre las tres novelas anunciadas:

 

            Tal vez el monstruo no sea tan monstruoso”. Desde luego, el tipo no se da mucho aire a Frankenstein. La bella combinación de Melena-al-viento junto a ese Pecho-varonil-aunque-depilado-a-la-cera nos lleva sin remedio a pensar que la monstruosidad ocurre bajo las sábanas. ¡Una mezcla agro-metrosexual de tal calibre no puede quedar en agua de borrajas!

 

 

            Volver a la calurosa y seductora Magnolia, en Carolina del Sur, puede resultar fascinante”. Sin duda. Obra cofinanciada por la Oficina de Turismo de Carolina del Sur, nada ejerce mayor fascinación que el mismo melenudo de antes en una pose si cabe más provocativa. Sus pulgares señalan hacia la entrepierna con más potencia que un neón de burdel en la autovía a las cuatro de la madrugada. ¿Y qué es eso que lleva colgando del cuello? El hecho de que al fondo aparezca un coche me hizo pensar en una manguera del surtidor de gasolina, pero… ¿qué cojones es eso que lleva colgando del cuello? No, en serio. ¿Es un látigo? ¿Por qué un cachas descamisado delante de un coche en Carolina del Sur lleva un jodido látigo? ¿Es para fascinarte? A mí me fascina, desde luego. ¿Cómo coño conducen los americanos? ¿Fustigando al motor sacando el brazo por la ventanilla?

           

            Pero esta es la mejor:

 

 

            Lo que mejor sabe hacer Sam Cooper no es precisamente hablar…” ¡Magnífico! El mensaje es claro: da igual que Sam Cooper sea un paleto de los de “yo me pienso de que…”, su capacidad oral está destinada a empresas mayores.

 

            En fin, ha sido llegar a casa e introducirme en la web de este tremendo nuevo sello que es LA CUEVA DE ELLORA. Por lo visto es una editorial que pretende fomentar la literatura romántica con un marcado tinte sexual no censurado. Lo cual es loable. Sobretodo porque nos va a dejar títulos como el de una de las próximas novedades anunciadas, llamada “Amor y cohetes”. Yo pensaba que iba de la crisis de los misiles cubanos, protagonizada por algún ídem, pero por lo visto va de una chica que se dedica a la pirotecnia y que en algún momento encontrará… pues eso, amor y cohetes. Unamuno tiene al fin un digno sucesor para su Amor y Pedagogía.

            Ya era hora.

 

Trece Runas (al fin cayó el libro)

 

Hola amigos. En principio no pensaba hacer otro repaso novelístico, más que nada porque lo último que he leído no sólo es bueno sino magnífico, y porque mi último hallazgo, Trece Runas, de Michael Peinkofer, estaba resultando mejor de lo que mi malpensada y prejuzgadora mente suponía. Pero ah, el final del libro es tan apoteósico que no he podido evitarlo.

            La sinopsis ya prometía. Imagínate: un thriller ambientado en Escocia, una hermandad secreta que quiere (cómo no) dominar el mundo (o algo por el estilo), Walter Scott, William Wallace… ¿se puede pedir más? Sólo faltaba un Highlander Apasionado por en medio para hacerla perfecta. Y casi sale.

            Podría hacer un repaso de personajes o un esquema por puntos de la trama, como otras veces, pero no me apetece. Prefiero, en cambio, haceros un resumen de los momentos apoteósicos que joden una novela que, por lo demás, habría estado entretenida.

            MOMENTO APOTEÓSICO 1 - Walter Scott como personaje: Ya no es que sea plano. Es que es tan listo, guapo, noble, bondadoso y majo, que te hace sentir una mierda como persona.

            MOMENTO APOTEÓSICO 2 - Quentin se destapa: Quentin es el sobrino bobalicón de Walter Scott. Pero su personaje evoluciona a lo largo de la novela hasta convertirse en alguien tan adorable y útil para el mundo como su tío. La cantidad de frases que se emplean en la novela para que Walter exprese su sorpresa y admiración por cómo mejora Quentin son tantas que más que un tío parece un representante.

            MOMENTO APOTEÓSICO 3 – Lady Mary de Egton: Todas sus apariciones son estelares, porque es incluso mejor que Walter Scott. Es tan buena que ama más a los sirvientes que a los señores. Media novela se la pasa sonriendo y amando a las clases populares. El mejor momento llega cuando abandona la fiesta que su prometido da en su honor en el castillo y se va a las cocinas a una fiesta de los lacayos donde hay verdadera diversión y baila con todos. Yo creo que esa escena la sacó de Titanic, cuando la Winslett se va con el DiCaprio a la fiesta de gaitas de tercera clase.

            MOMENTO APOTEÓSICO 4 – El abad Andrew esconde algo: El Abad Andrew es un monje viejuno que lamenta mucho la muerte del ayudante de Walter Scott, pero que no le puede decir nada más porque hay secretos milenarios que no pueden saberse – dijo Andrew con una mirada misteriosa. Cojones, le lanza tantas miradas misteriosas que parece que quiera que Walter Scott le saque la información a hostias. Tan sagaz que parecía…

            MOMENTO APOTEÓSICO 5 – El malo más rápidamente detectado de la historia: El oficial británico Dellard es malo. Tranquilos, no os he jodido la sorpresa. Lo ves desde su segunda intervención. Porque después de cada escena en que aparece Dellard hablando con Scott, aparece luego una de los sectarios haciendo el gamba en un círculo de piedras reproduciendo íntegramente los contenidos de esa conversación. El autor no quiso pasarse de sutil… y acabó con la sutilidad y elegancia de un asesino con hacha.

            MOMENTO APOTEÓSICO 6 – Mel Gibson es…: Braveheart!!! Sí amigos. ¿Para qué vamos a hacer un thriller histórico basándonos en datos documentados cuando tenemos una maravillosa película de la que coger información? Así las cosas, todo lo que se dice de William Wallace en esta novela está sacado de la peli. Todo lo que es mentira, además. Empezando por las noventa y ocho veces que en el libro se dice que el mote de Wallace en la época era Braveheart. Ha sido aún más cutre que cuando el prota de los 36 Hombres Justos buscaba información fiable en la Wikipedia.

            MOMENTO APOTEÓSICO 7 – Tengo cultura celta: El autor se daba cuenta de que estaba quedando un poco mal en cuanto a bagaje cultural. Su mujer le debió decir: cariño, tu novela empieza a oler a memez, ¡haz algo! Y lo hizo. Cogió un párrafo y metió cinco palabras en cursiva en gaélico, seguidas de su correspondiente explicación, en medio de la narración. El equivalente a una patada literaria en los cojones del lector.

            MOMENTO APOTEÓSICO 8 – Los monjes guerreros: Quizá con vistas a una adaptación cinematográfica dirigida por John Woo, los monjes venerables y ancianos de esta novela en realidad son una especie de ninjas que reparten ostias con unos bastones cada vez que los malos aparecen. Hacen coreografías de lucha y saltan desde los tejados haciendo volteretas. Lo juro. ¿Van Damme en el papel de Abad Andrew?

            MOMENTO APOTEÓSICO 9 – Love is in the air: Desde el principio, sabes que Lady Mary y Quentin se enamorarán y acabarán juntos. Pero claro, pasa toda la novela, y sólo se han visto una vez, estás confuso, te dices: joder, a ver si al final no se liarán. Pero no amigos. Los grandes escritores tienen siempre recursos geniales. Por ejemplo, que Mary y Quentin vuelvan a encontrarse en el último capítulo del libro, apalizados por los malos, Quentin diga que no permitirá que le hagan nada (lo cual incumple) y ella hunda su rostro en el hombro de él y diga, textualmente: Te amo, eres mi héroe. ¡Frase para enmarcar! “Eres mi héroe”. ¿Cuánto hace que ninguno de vosotros había leído esa frase que ya ni usan en las pelis de Disney?

            MOMENTO APOTEÓSICO 10 – Eres el rival más débil: Hay malos malísimos y malos malísimos. Este es de los malos, en el sentido de inútil. Como personaje, es un criajo consentido, cejijunto, estrecho de miras y un borracho de marca mayor. Pero se supone que es la mente maestra detrás de toda la organización. Así les va, claro. Esa escena final la leí ayer en la cama, antes de dormir, y cuando el malo se quita la máscara solté una carcajada y un “no me jodas” que oyeron hasta los vecinos. Jamás un malo había sido tan cutre.

            MOMENTO APOTEÓSICO FINAL – Deus ex Machina: No soy de los que critican a muerte la utilización de un Deus ex Machina para resolver situaciones jodidas. Vale que en general es cutre, pero si se hace con gracia, puede estar hasta bien. Pero que durante toda la novela Walter Scott y su sobrino anden por Escocia poniendo trabas a los sectarios, que los monjes ninjas aparezcan varias veces para aniquilar a los malos, que Mary de Egton demuestre valor y fortaleza… para que al final, en el momento estelar, el malo levante la Espada Rúnica y entonces le caiga un puto rayo que lo deja frito, ah, amigos, ¡eso marca el paso del thriller a la comedia! Sobretodo porque ni siquiera había tormenta, que estaban ahí los sectarios todo locos mirando el eclipse de luna.

            En fin, que la novela se deja leer, y te haría pasar un rato entretenido si no fuera por esas mamarrachadas que al final te hacen arrepentirte de haberte gastado ocho euros. Por suerte para mí, no la compré sino que me la dejaron. Claro que me la dejaron como “muy bien documentada, ya verás”. Ya he visto. No sé si fiarme más. Claro que sobre gustos…

 

            ¡A cuidarse amigos!

 

Volvemos a la carga

Hola amigos. Después de cierto tiempo en la retaguardia, entre jaleos de trabajo (horrible campaña de libro de texto), asuntos personales e incluso algún que otro viaje de placer y reflexión, volvemos a la carga en el blog.

Hacía siglos que no miraba mis estadísticas: contemplo con asombro y alegría que el post más visitado es el de la Novela Romántica. Sabía yo que en ese género había un filón de fans!! (entre los que me cuento... de alguna forma). En fin, perdonad el retraso. En breve volveremos con alguna otra Biografía Acojonante como la que ya hicimos sobre Lovecraft, más análisis detallados de obras descabelladas, personajes deplorables, y la primera chunguez que se me pase por la cabeza. O que se os pase a vosotros, que si perdéis el tiempo aquí, es que tenéis también ese regusto agridulce por la literatura torcida.

Sin embargo, para este post no tengo nada preparado (aún) así que voy a saltarme mis propias reglas, esas que me impiden aprovecharme de este espacio para colgar mis relatos. El motivo, supongo, es que llevaba demasiado tiempo en el dique seco, y volver siempre es agradable, aunque sea de forma brusca e imperfecta.

En fin, cuidaos. Nos vemos pronto.

BARRO

Años atrás dijo un borracho brillante que algunas veces tienes toda la suerte, y otras veces no tienes ninguna. Yo en ese momento estaba perdido. Puede que la tuviera, o puede que no.

            Sentado en un banco a orillas del río Moldava, me preguntaba qué hacía yo en Praga. Quiero decir, tenía días libres, el dinero justo, y me había ido de vacaciones, eso lo sabía, pero ¿qué cojones estaba haciendo yo en Praga?

            Visité todos los monumentos que marcaban las guías turísticas. Los que me interesaban, al menos. Luego al hotel, una ducha, y a perderme en la noche.

            No tenía mucho dinero. No tenía drogas. Tampoco las quería. Hay momentos idóneos para pegarse un pelotazo: éste no lo era. Ni siquiera me habría atrevido a intentar pasar una bolsa de maría o un secante de ácido por la aduana. Imagina que te pillan. En el lado checo. El terciopelo acabó con el comunismo, pero algo en los ojos de esa gente me decía que no hiciera el idiota. Que podía ser peor de lo que pensaba.

            Por otro lado, Praga no es la ciudad ideal para recorrer de noche con el coco lleno de ácido. Hay demasiadas malas vibraciones. Ya no queda nada del viejo barrio judío, pero , de alguna forma, el Golem sigue ahí, en las calles. En los adoquines. En las farolas amarillentas. Meyrink nunca estuvo aquí, pero él sabía. De alguna forma. No, no era un buen lugar para estimulantes sensoriales ni alucinógenos. Habría sido un viaje suicida; emocionante, sin duda, terroríficamente introspectivo, pero no era el momento.

            Paseaba sumido en mis pensamientos, por las calles del Staré Město, cuando me crucé con una mujer. Sus ojos parecían estar esperando algo. No sé muy bien el qué. Algo. Tuve que voltearme y observarla doblar la esquina. Ella se giró y me cazó la mirada. A unos treinta metros el uno del otro, pude ver sus pupilas fijas en mí. Durante un momento, sus ojos refulgieron con un fantasmagórico color azul claro, azul muerto. No sé qué los iluminó de ese modo. Me recordó a los ojos de un zorro cuando los deslumbran los faros de un coche en mitad de la noche. Pero ningún zorro tiene los ojos así. Ningún animal refleja un turquesa cadavérico al enfocarle con una linterna. Parecía que detrás de ese bello rostro eslavo brillaran dos fuegos fatuos.

            Desapareció tras la esquina y decidí no seguirla. Hay cosas con las que no vale la pena jugar, aunque quieras.

            Me perdí un par de veces, por supuesto. Esas putas calles adoquinadas no aparecían en mi mapa, una mierda de plano, por lo demás.

            Empezó a llover y yo, cansado y triste, y con el frío en el alma, entré en el primer pub que encontré abierto. Pedí mi cerveza y me senté en una esquina, a beber, a intentar escribir, sin éxito, en una pequeña libreta que llevaba. A pensar en la vida y en lo que son las cosas. Yo un día lo tenía todo, y al siguiente se marchó ella. Todo lo demás seguía ahí, sólo me faltaba una cosa, pero a veces una mujer puede llevarse tu alma con el portazo de despedida.

            Quizá por eso estaba yo en Praga. Quizá te buscaba en sus adoquines, o te imaginaba abrazada a mí en el Puente Carlos a las cuatro de la madrugada. Quizá sólo me fui a la capital de las mujeres rubias para que mi corazón diera un vuelco cada vez que una melena de oro hacía ademán de girarse hacia mí. Creo que te buscaba en cada checa que se cruzaba en mi camino.

            Intentaba escribir, pero no podía: también eso se fue contigo.

            Un par de horas después me levanté para pagar. En la barra estaba la mujer del callejón, sola, mirándome. No se parecía en nada a ti. Lo cual era bueno. Me dijo algo en checo: respondí en inglés que no la entendía.

            -Me mirabas, antes – dijo ella, esta vez en inglés.

            -Tú también te giraste.

            -Porque me sentía observada.

            -Porque tienes unos ojos increíbles.

            Ella no sonrió. No pareció que mis palabras la afectaran lo más mínimo.

            -Estás solo – dijo.

            -Sí.

            -Praga no es un buen lugar para estar solo. Lo sé, porque yo también estoy sola.

            No dije nada. Miré su copa ya casi vacía y pedí dos de lo mismo. No sé qué coño era. Sabía a rayos.

            -Hazme compañía esta noche – dijo ella.

            Sonaba tan increíble que creí que era puta.

            -No tengo mucho dinero – respondí. Ella se encogió de hombros, como si el asunto no fuera con ella.

            -¿Y qué?

            -Nada.

            Pagué y salimos a la noche. Recorrimos esos callejones infernales, las avenidas heridas por los raíles de los tranvías. Casi no hablamos. Hice dos intentos, respondidos con monosílabos, no hubo tercero. ¿Por qué hacía eso? Yo sabía por qué lo hacía. Porque yo era un hombre. Porque ella era atractiva. Porque no eras tú. Porque jamás olvidas los brazos de una mujer hasta que caes en los de otra. Pero ¿por qué lo hacía ella?

            Llegamos a mi hotel, subimos a mi habitación, nos desnudamos en silencio. Por un momento me atenazó el miedo. Cuando sólo te has desnudado para una persona durante mucho tiempo, siempre dudas al mostrarte. Pero la noche de Praga era tan extraña que nada de lo habitual parecía tener importancia. La abracé, me abrazó, nos metimos en la cama. Su cuerpo estaba tan frío que aún me entraron más ganas de fundirme con ella. Nos besamos y su saliva era como el Moldava.

            No me dejó introducir mi lengua.

            -No me hagas nada en la boca – me dijo – puedes hacerme lo que quieras, pero nunca en la boca.

            No tuve problemas. Puedo vivir sin una mamada.

            Me entretuve en su cuerpo, tan diferente al tuyo. Su vello púbico olía a césped recién cortado. No me preguntes cómo. Su coño no sólo sabía a mujer: también a tierra. Tierra humedecida por los ríos eslavos en las gélidas mañanas del octubre centroeuropeo. Era un sabor totalmente extraño y ajeno, pero no por ello desagradable. En absoluto.

            Nos jodimos durante un buen rato, y aunque no sabía ni su nombre, estábamos tan solos que hubo mucha ternura en el acto. En algún momento me dormí. En otro me desperté a medias. Ella dormía a mi lado. Bajo sus párpados parecían brillar esos fuegos fatuos. La pequeña habitación estaba iluminada por aquella iridiscencia azulada, pero yo estaba casi al otro lado, y me dormí de nuevo.

            Cuando desperté había desaparecido. Ni su cuerpo, ni su ropa, no me había dejado nada. Aparté las sábanas y vi sobre ellas un pequeño rastro de barro desde los pies hasta la almohada. Lo toqué, estaba ya casi seco. Lo lamí: sabía como ella. Mi propio cuerpo estaba manchado de barro.

            No quise preguntarme demasiadas cosas.

            A veces es mejor.

            Me duché, hice mi maleta, y me fui.

            Un avión me trajo de vuelta a casa, y todo estaba como antes. Seguías sin estar a mi lado, y aún dolía, pero la pena pasará.

            Cogí mi libreta y escribí esto.

            El viaje había servido para algo. Todavía no sé muy bien para qué. Para algo.

            Signifique eso lo que signifique.