Amar a Morgan
Hola amigos. En general, y como digo cada año, la campaña de texto ocupa “esos meses en los que te arrepientes de haberte hecho librero”. El horror y la ira corren de la mano por nuestras venas mientras los proveedores tardan en enviar los paquetes, las editoriales hacen lo que les sale de los huevos, y los clientes te hinchan la cabeza con hermosas frases como “el isbín no coincide” o “pero aunque esté descatalogado, yo quiero encargar la edición del 2003 del libro de matemáticas”.
Afortunadamente, uno es capaz de sacar tiempo para asomar la cabeza por su sección de Narrativa y regocijarse en novedades como la que tenemos hoy.
Hablamos de nuestro siempre estimado género romántico y de un libro llamado, como titula el post, AMAR A MORGAN, de Janet Chapman.
Editado por Booket este verano, es el segundo volumen de una saga cuyo nombre ya debería habernos advertido sobre el contenido: “Highlanders en Maine”.
Por supuesto.
Porque, si una escritora es norteamericana y, además, le gustan los Highlanders… ¿para qué hacer una novela ambientada en Escocia cuando te los puedes traer a tu país? Dice el refranero español que “tiran más dos tetas que dos carretas”… ¿no? ¿O acaso no suele irse el hombre a vivir a la tierra de su mujer?
En fin, no conozco a la autora, ni sé si el libro está mejor o peor, así que los que entráis aquí con el ceño fruncido, ahorraos los comentarios de “no me gusta que critiques lo que no has leído”. Porque, efectivamente, no lo he leído, y efectivamente, no voy a criticar el libro.
Sólo la sinopsis.
Que reza:
Cuando Sadie Quill se encuentra a un hombre increíblemente atractivo tomando el sol desnudo al lado de un lago, no puede resistir la tentación de fotografiarlo. La reacción del extraño es casi animal. En segundos la tiene atrapada contra el suelo y le ha arrebatado la cámara. Sadie se defiende y consigue huir, pero será una huida temporal.
Descubrir la identidad del irresistible salvaje complicará la ya de por sí difícil búsqueda de una legendaria mina de oro, que Sadie lleva a cabo para honrar la memoria de su padre.
El extraño es Morgan McKeage, un guerrero escocés medieval transportado en el espacio y en el tiempo hasta el estado de Maine en la actualidad, un hombre con la fuerza de la naturaleza salvaje latiendo en sus venas... y el poder de liberar el frágil corazón de Sadie.
Estaréis sin aliento. Como yo. Pero a veces, tanta genialidad en tan pocas frases puede provocar que nos perdamos los detalles más valiosos. Veamos:
1) Cuando Sadie Quill se encuentra a un hombre increíblemente atractivo tomando el sol desnudo al lado de un lago, no puede resistir la tentación de fotografiarlo. à Marrana!
2) La reacción del extraño es casi animal. En segundos la tiene atrapada contra el suelo y le ha arrebatado la cámara. à ¡Qué crack! ¡Está acostumbrado ya a los paparazzi!
3) Descubrir la identidad del irresistible salvaje complicará la ya de por sí difícil búsqueda de una legendaria mina de oro, (¿?¿?¿?¿?)que Sadie lleva a cabo para honrar la memoria de su padre à Que quede claro que es sólo para honrar la memoria de su padre. El oro no le interesa lo más mínimo.
4) El extraño es Morgan McKeage, un guerrero escocés medieval transportado en el espacio y en el tiempo hasta el estado de Maine en la actualidad à Joder!!!!
Dentro del subgénero romántico de “highlanders”, el supragénero “highlanders/vikingos que viajan en el tiempo” está consolidándose como uno de los más exitosos.
Lo cual me parece graciosísimo, porque es como si los escritores ya no se molestaran ni en buscar excusas para sus tramas, mezclan épocas y personajes como y cuando les sale de los cojones. Que me parece bien, ojo. Aunque han viajado ya tantos en el tiempo que no debe quedar ni uno en Escocia. Están todos en Maine tomando el sol desnudos.
Porque esa es otra: ¿por qué coño un highlander que ha viajado en el tiempo y en el espacio se pone a tomar el sol desnudo? ¿Era un pasatiempo habitual en el siglo XIV? ¿Acaso hace tanto calor en Escocia que iban desnudos por la vida y, claro, les pillan así los saltos en el tiempo?
Los quejumbrosos dirán, como siempre, que esto es literatura menor. Que, si vas a entrar en el siempre discutible y fallido tema de los viajes en el tiempo, al menos debes tener la decencia de darle cierta intriga, ciertas actitudes sutiles, palabras arcaicas, gestos que te confundan hasta que en el capítulo ocho descubras que Morgan es un… ¡¡VIAJERO EN EL TIEMPO!! Pero yo agradezco estas sinopsis con la sutilidad de un asesino con motosierra. Porque en estas novelas, es evidente que no se busca la sorpresa de un… ¡¡VIAJERO EN EL TIEMPO!! (con mayúsculas y exclamaciones) sino la sorpresa de un… viajero en el tiempo ¡¡CON UN HABILÍSIMO PENE!! (con mayúsculas y exclamaciones).
¿Para qué nos van a hacer perder el tiempo entonces?
Chaupeau para esta sinopsis.
Por desgracia, no puedo manifestar la misma admiración por la portada. Con lo bonito que habría sido dibujar un musculoso highlander tomando el sol desnudo, y en cambio el departamento gráfico ha colocado en la portada un paisaje nevado y un tipo con ojos de loco furioso y gorrito estilo Manu Chao que no tiene nada que ver con la sinopsis ni, sospecho, con la misma novela. A menos que los highlanders que toman el sol desnudos lleven gorrito peruano y canten “me gusta marihuana me gustas tú”.
En fin, no os achicharréis de calor.
Nos vemos (o no) cuando acabe la campaña de texto.