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Literatura Torcida

Biografías Acojonantes II: Jaroslav Hasek

 

Hola amigos! Ando falto de tiempo así que vuelvo a mi holgazanería bloguera habitual. Pero ando leyendo algo tan divertido que tengo que compartirlo con vosotros. Después de nuestras últimas incursiones en el mundillo editorial, regresamos al tuétano de este hueso osteoporósico que es Literatura Torcida: letras jodidas y autores aún más jodidos.

            Y es que hoy volvemos a las Biografías Acojonantes con otro escritor especial, de los que a nosotros nos gustan: el insigne Jaroslav Hasek. (Nótese la falta de acentuaciones y marcas especiales en su nombre. Pero ni un servidor es checo, ni malditas las ganas que tengo de perder veinte minutos cada vez que quiera escribir el nombre completo).

 

            El hecho de que hablemos de un checo ya debería advertirnos: estamos hablando de un país que ha visto nacer a artistas como Cerny, artífice de una escultura móvil de dos hombres con el pene al viento orinando sobre una piscina con la forma de la República Checa. Estatua que, para más sutileza, se halla justo en la puerta del Museo Kafka, lo cual da para todas las interpretaciones que te dé la gana.

 

            Pero entremos en materia. Nacido en Praga en 1883, Hasek ha pasado a la historia por su genial novela inacabada “Las aventuras del buen soldado Svejk”. Mientras la leía, me daba cuenta de que el autor tenía que haber sido por fuerza un pieza de marca mayor. Sólo un caradura especial podía echarle los huevos necesarios para escribir, justo después de la Primera Guerra Mundial, una novela donde la mayoría de militares son unos inútiles, el cura de campaña un putero borracho (judío, para más INRI) y el mejor soldado de todos un retrasado mental. Atentos:

 

            “El médico militar jefe se acercó mucho a Svejk.

            -¡Me gustaría saber en qué piensa ahora, tontaina!

            -A sus órdenes, no pienso en nada.

            -¡Rayos y truenos! – vociferó uno de los miembros de la comisión, haciendo tintinear el sable - ¡Así que usted no piensa! ¿Y por qué no piensa, gilipollas?

            -No pienso en nada, los soldados lo tienen prohibido […]”

 

            Cuando lees algo así, sabes que estás ante un tío especial.

            Por supuesto, “caradura” fue lo más bonito que le dijeron cuando volvió a Praga tras la guerra. Pero estamos avanzando acontecimientos.

            Antes de todo esto, a Hasek ya se le conocía por ser un espíritu libre. Algún trabajo honrado tuvo, como ayudante de farmacéutico o incluso empleado de banca. Todos ellos, trabajos que le duraron poco debido a la bonita afición de Hasek a amorrarse a la botella.

            Hombre de firmes convicciones anarquistas, se dedicó entonces a escribir en diferentes publicaciones checas de corte político y satírico. Y es que eso era lo que más le gustaba a Jaroslav: echarse unas risas y unos tragos. Así las cosas, hasta fundó un partido político conocido como “Partido del Moderado Progreso Dentro de los Límites de la Ley”, que por supuesto no llegó a ningún sitio más que a nuestros corazones. Supongo que Cicciolina quiso emular a Hasek en eso de montar partidos cachondos, pero hay que reconocer el mérito que tiene hacerlo en unos años en que por menos de eso te encerraban siete días en un calabozo. Precisamente la prisión fue un sitio que Jaroslav conoció a fondo, debido a su particular sentido del humor y del deber, que le llevaba a romper cristales, destrozar tabernas e incluso liarse a hostias con algún agente de policía.

            Entre editar periódicos, emborracharse, provocar reyertas y fundar partidos absurdos, aún sacaba tiempo para sacarse algunas perrillas con trabajos tan honrados como peregrinos. Como por ejemplo, robar perros. No es broma. Tú te lees la novela y ves al tontaco Svejk vendiendo perros de pedigrí falso, mutantes sieteleches, y piensas: qué gran parodia. Luego te enteras de que el autor hacía exactamente lo mismo y piensas…¡qué gran parodia! Os invito a todos a imaginaros a algún conocido periodista español actual. ¿Ya le has puesto cara? Ok, ahora imagínate que se pasa borracho la mayor parte del día, que se dedica a traficar con perros y que a la primera de cambio le suelta una galleta a un, por ejemplo, capitán de la Policía Nacional. Y ahora imagínate que funda un partido político y se presenta a las elecciones. Sí, lo sé. Yo también le votaría. Lo que nos íbamos a reír.

 

Foto: nótese el parecido entre autor y protagonista, con esa mirada alelada por el alcohol y esa barriguilla encantadora.

           

            Luego llegó la guerra y le reclutaron para el ejército austro-húngaro. Pero duró poco: capturado por los rusos, no tuvo muchos problemas en desertar y pasarse al bando enemigo. Apoyó a los bolcheviques, pegó tiros con la Legión Checa y hasta tuvo tiempo de casarse con una hermosa mujer rusa, con la que volvió a Praga en 1920. Para estupor de su primera mujer, de la que ni siquiera se había divorciado. Genio y figura.

           

            Por desgracia para nosotros, es cierto eso de que una bombilla que brilla con el doble de intensidad dura la mitad de tiempo. Así las cosas, Jaroslav palmó a los treinta y nueve años, encamado, con un hígado del tamaño de la Plaza Wenceslao, y escupiendo sangre a mansalva. Porque un gran escritor sólo tiene tres formas de morir: pegándose un tiro, de cirrosis, o de tuberculosis.

            Y Jaroslav Hasek fue sin duda un gran escritor. Él mismo lo reconocía con cierta reluctancia:

 

            Por esta razón digo llanamente: en la historia de toda la humanidad ha habido solamente un individuo tan multifacéticamente perfecto, y ese soy yo.”

 

            No lloréis por Jaroslav. Leed su Svejk y reíd. Será lo mejor.

 

            A cuidarse amigos!

 

6 comentarios

Pablo -

Pues has conseguido que me pida el libro. Ya veremos, ya veremos...

Un abrazo.
Pablo.

Jim -

Hola, dime una dirección de e-mail donde escribirte. Tengo una información que quizá te interese incluir en el blog.
Mi correo: janaru@gmail.com
Un saludo.

Historiaylibros -

Pues yo no sé si me leeré la novela, pero he leído tu historia con fruición.

Menudo pieza el tipo!!

Eoghan -

Ostia, no sabía yo eso de Faulkner Momo jajaja tendré que buscar información. Hay que reconocer que estos escritores drogatas, alcohólicos, puteros o sencillamente frikis, son de lo mejor que hay. Como al gran Cela, que mira que a mí la Colmena no me gusta nada, pero el tío hacía lo que le salía de los huevos.
Zetto, en serio, si te pilla ese "regomello" que le da a uno a veces en plan "me apetece leerme un clásico", no pierdas la oportunidad de echarle un ojo. La novela es buena, pero sabiendo cómo era el autor, aún es mejor.
Un abrazo y feliz año nuevo amigos!

ZeTTo -

Había leido algo relacionado con Svekj y sobre que su autor era algo peculiar, pero no me imaginaba hasta ese punto... Jajajaja ese tio era... GUAAAAY xD -.- yo tambien le votaría.

Momo -

No conocía a este autor, pero tela, tela; aunque el gran Faulkner no se quedaba corto, ya que regentaba un prostibulo...