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Literatura Torcida

El hombre más gilipollas de la Galaxia

Hola amigos. Hace mucho que no actualizo el blog por diversos motivos, algunos habituales (gandulería, campaña de texto, o mis vacaciones, este año más parecidas a un estertor que a otra cosa) y otros no tanto (el trabajo en mi libro que saldrá, Dios mediante, este otoño, ya os informaré).

            Tengo algunos posts en el tintero que no me acaban de convencer, ya me lo miraré, pero hoy querría colgar una entrada que, por una vez, no tiene nada que ver ni con libros ni con literatura ni con nada que se le parezca. Ya me perdonaréis, pero hoy voy a hablar de un... ¡programa de televisión! ¡Maldición! ¡Éste es un blog de literatura! ¡¿Cómo se atreve a hablar de algo tan degradante como la televisión?!

            Bueno, si pensáis así, ya sabéis que os habéis equivocado de lugar.

            Y además, yo aquí hablo de lo que me sale de los cojones. ¿A que sí? Pues al turrón.

 

            No sé cómo se llama el programa en cuestión. Tampoco puedo buscarlo porque escribo esto en una sombría buhardilla de un mas destartalado que tenemos en un monte perdido en medio de Aragón... es decir, que la conectividad a Internet aquí es tan inexistente como el viaje interestelar. (Update a la hora de colgarlo, ya lo encontré, es El Juego de tu Vida)

            Desconozco el nombre del programa, decía, pero casi todos lo conoceréis, si no por haberlo visto, al menos por sus momentos más brillantes retratados en cualquier programa de zapping como el APM. Es un programa nocturno, en Telecinco, creo, donde los concursantes se sientan en una silla después de haber contestado una serie de preguntas comprometidas ante un polígrafo. Allí, la presentadora le hará algunas de esas preguntas al azar, que el concursante deberá responder con sinceridad ante la severa mirada de tres "testigos" escogidos por el mismo concursante, generalmente su madre, su suegra, su mujer, sus hijos, o algún otro gilipollas que haya cogido por ahí.

            La gracia del programa, se supone, radica en que el concursante tenga el valor de responder con sinceridad las preguntas jodidas que le hace la presentadora, preguntas siempre relacionadas con los pobres testigos. En ese programa ha habido momentos estelares donde un hijo dice "sí" por 40.000 euros a la pregunta de si querría ver muerta a su madre, o confesiones de homosexualidad por  10.000 euros ante una esposa atónita después de veinte años  de tomadura de pelo.

            Bien, ayer por la noche, con un gin-tónic en una mano y un cigarrito de alegría en la otra, sin nada mejor que hacer, nos pusimos con mi padre y mi pareja a ver la tele y dimos con ese programa, El Juego de tu Vida. Aún hoy, durante la comida, nos reíamos.

            Para empezar, debo decir que me cuesta muchísimo creer que ese programa sea verdad. No creo que exista realmente gente tan subnormal como para ir a un programa de televisión a humillarse delante de todo el mundo al tiempo que le jode la vida a sus seres queridos por cuatro euros de mierda. O quizá sí. Quién sabe. Si no fuera así, estaríamos ante una parodia magnífica, y el ideólogo del programa merecería una estatua en el panteón de los genios del humor. Pero siguiéndoles el juego, uno debe creerse que todo eso es de verdad, que esa gente viene ahí a quedar como el culo a sabiendas. Ok. Me lo creo.

            Analicemos pues,  el programa. El formato es cutrísimo, suena una música misteriosa, de mucha tensión, chan chan, aquí va a pasar algo. Y pasa. Aparecen los concursantes. Todos ellos son feísimos, los cabrones, con una pinta de catetos que tira para atrás, una sonrisilla bobalicona pintada en la cara, nerviosetes. Pa no estarlo. Sientan al primero, una mujer que baja las escaleras que parece un péndulo, de lado a lado. Se sienta en el sillón y frente a ella, sus testigos: la suegra (a la que le faltan varios dientes), el hermano (que parece un matón de Sierra Morena) y la mujer (sí, la concursante es lesbiana, y no veas cómo es la mujer. ¡Qué jodida! ¡Es como Shrek pero color carne! ¡Tiene un inmenso ARCO CILIAR que surca su frente de oreja a oreja, y sus patorras amenazan con pisotear calaveras).

            La presentadora (una flaca que va de guapa, llamada Emma no sé qué) empieza a tratar a los concursantes como si fueran retrasados. Oí cosas cómo:

            -Muy bien, has contestado seis preguntas con SINCERIDAD, porque eso es lo importante, ¿verdad? El decir la VERDAD, eso es lo principal, y ahora si tú quieres, puedes pasar al segundo nivel. Te lo voy a preguntar: ¿quieres pasar al segundo nivel?

            Todo eso dicho con un tono paternalista y tristón, hablando muy lentamente, como si delante suyo en vez de una persona hubiera un extraterrestre tarado y sordo. Además, los guionistas se lo curran poquísimo, y la presentadora tiene muy  pocas tablas, básicamente se dedica a andar del concursante a los testigos entre pregunta y pregunta, repitiendo las palabras VERDAD y SINCERIDAD miles de veces, qué coño, millones. Y de vez en cuando, para romper el hielo y rellenar minutos en un programa que de por sí tiene muy poco, les hace a los concursantes preguntas estúpidas que no le interesan a nadie y no tienen nada que ver con el tema. Ejemplo:

 

            PRESENTADORA: ¿Le has hecho alguna vez sexo oral a un caballo?

            CONCURSANTE (con cara de concentración): Sí.

            LA MÁQUINA: Eso es... VERDAD.

            PÚBLICO (aplausos).

            PRESENTADORA: Muy bien, has sido SINCERO, que eso es lo importante, decir LA VERDAD, ¿a que sí? Y dime, ¿a tí te gusta hacer deporte?

            CONCURSANTE: Pues  sí, me gusta... hmm... hacer bicicleta.

            PRESENTADORA: Pues eso está muy bien, porque hacer deporte es importante, ¿verdad? Tanto como ser SINCERO, y ahora, vamos a la siguiente pregunta, ¿Alguna vez te has masturbado con un dedo metido en el culo?

 

            A mí esas preguntas aleatorias sobre aficiones de los concursantes me parecen cojonudas, sobretodo porque a cada respuesta, la presentadora responde vaguedades estilo "pues eso está muy bien" pero tú, en realidad, lo que oyes es: "me importa una mierda, así que vamos a lo que nos interesa".

 

            En fin, liquidada la lesbiana después de llamar timador a su hermano, bruja a su mujer, y maltratadora a su suegra, el siguiente concursante era el que da título a este post. Un auténtico GILIPOLLAS como no había yo visto en toda mi vida.

 

            Las pintas ya le delataban: ese diente faltante, ese pelo repeinado pa un lado, ese sobrio acento, que en vez de decir SÍ decía CÍ, esa sonrisilla de alelao. Ante él, su mujer, su madre y su suegra.

 

            La primera pregunta ya se las traía:

            PRESENTADORA: ¿Es cierto que cuando estás nervioso, te orinas en la cama?

            CONCURSANTE: Cí.

            LA MAQUINA: Eso es... VERDAD.

            PÚBLICO: (Aplaude)

 

            Aquí realmente me planteé si todo eso estaba ocurriendo de verdad. Es imposible que nadie vaya a la televisión a confesar que con cuarenta años se mea encima por MIL EUROS DE MIERDA (y aún quedaban cinco preguntas después de ésta para conseguir los mil euros). Pero en fin, nosotros nos lo creemos. Y seguimos viendo el programa.

 

            Después de algunas preguntas comprometidas sobre la suegra y la madre, de poca tensión dramática, los guionistas atacaron directamente a la esposa, que asombrada veía cómo el tonto del culo de su marido decía Cí a cuestiones tales como:

 

            ¿Crees que tu mujer es celosa?

            Cí

            VERDAD

 

            ¿Crees que tu mujer es una histérica?

            Cí

            VERDAD

 

            ¿Es cierto que cuando hacías la mili, dormías con otra mujer?

            Cí

            VERDAD

 

            ¿Es cierto que has sido infiel varias veces?

            Cí

            VERDAD

 

            Aquí ya no podíamos dejar de reír. El memo ese no paraba de retorcerse las manos y sonreír, y la mujer tenía mirada de loco furioso, los labios torcidos en un rictus agónico. El realizador, además, hacía contrastes en plano corto de la mirada atontada del concursante y los ojos desquiciados de su mujer, uno, otra, uno, otra, mientras esperabas a que la máquina dijera VERDAD a la siguiente barbaridad.

 

            Cada vez que tenía que pasar de nivel, y por tanto contestar preguntas más jodidas por 3000, o 5000, o 10.000 euros, la super presentadora les preguntaba a los testigos: ¿queréis que siga? ¿Qué le recomendais? Y todos decían: sí, sí, que siga. Increíble. Yo supongo que a esas alturas del programa, la mujer ya estaba calculando todo el dinero que le podría sacar a ese gilipollas cuando ganara y, acto seguido, ella le pidiera el divorcio.

            La cosa se puso más bizarra: nos enteramos que ese tío habría dejado a su mujer si una que conoció por internet hubiera estado más buena (Cí), que habría abandonado a sus hijos por otra mujer (Cí), que usaba a su mujer como una muñeca hinchable cuando ella no tenía ganas de follar (Cí) etc. Y entonces, llegó el momento culminante. Con toda la cabronía del mundo, la presentadora le puso una pregunta "trampa". Y dijo:

 

            PRESENTADORA: ¿Te preocupas de que tu mujer llegue al orgasmo cuando tenéis relaciones?

            CONCURSANTE: Cí

            LA MÁQUINA: Eso es... MENTIRA

 

            ¡Ooohhh! ¡Pero vamos a ver, subnormal! ¡Acabas de decirle a todo el mundo que has tenido cuarenta líos y que usas a tu mujer de muñeca hinchable! ¡Es evidente que sus orgasmos te importan una mierda! ¿Tan incapaz eres de romper la inercia de decir Cí y pensar la respuesta?

 

            Evidentemente, al mentir, perdió todo el dinero. Y la mujer gesticuló alguna palabra que no llegó a terminar porque cortaron la emisión. Es decir, que ante nuestros ojos, un tonto de los cojones dinamitó su matrimonio en diez minutos, en abierto para que lo vieran sus hijos, para quedar ante todos como un retrasado y un cabrón y encima no llevarse ni un puto euro. ¡Bravo! Yo tuve un ataque de tos de tanto que me reía, era algo insoportable, se me acalambraba la barriga de la hilaridad. ¡Había presenciado el suicidio gratuito del que posiblemente sea el hombre más gilipollas de toda la Vía Láctea!

            Y claro, hoy, al comentar la jugada, pensé en vosotros, y en el tiempo que llevaba sin contaros ninguna chorrada, y pensé: aunque no sea literatura, sin duda es algo torcido.

            Al blog.

            Y aquí estamos.

 

            En fin, sigo con lo mío. Nos vemos pronto. ¡Que os divirtáis!

4 comentarios

Albert Sanz -

Genial la entrada. En verdad no tengo claro si los invitados son actores o no, pero lo que sí esta claro es que los guionistas o los productores están obsesionados en rizar el rizo y conseguir formular la pregunta de índole sexual más perversa que exista.

El caso más extremo y divertido fue a una mujer de unos cuarenta a la que le preguntaron: "¿TE HAS MASTURBADO ANALMENTE CON HORTALIZAS QUE LUEGO HAS SERVIDO EN UNA ENSALADA A TU SUEGRA?".

Juro que es cierto y a día de hoy sigo escojonándome al recordarlo. Por cierto, la mujer contestó afirmativamente y su suegra era uno de los familiares invitados al programa.

felicita -

Siempre he sospechado que, al igual que las tabaqueras pone aditivos para que te enganches, los focos de la tv tienen unos rayos que cuando te iluminan te vuelves cretino y enmpiezas a hablar sin pensar(Bueno, un poco ya lo debian ser para ir por su propio pie al programa).

Luisa -

Desde este lado del charco (Suramérica) les digo que por estos lares hay un programa parecido, pero sin el detector de mentiras, que creo que es lo que el llama la máquina. Esto con el agravante de que quien va ahí a que lo despedacen, no cobra nada. Ni siquiera hay la oferta de una recompensa en dinero...

Donser -

Desde luego que es un un programa de mierda, pero confesémoslo: si lo siguen poniendo es porque a la gente le encanta.
Ya sabes, eso de "el mal ajeno". No lo puede evitar. Y dale que dale.
La única vez que lo ví, más allá del zapping, una mujer de sus buenos 45 años confesaba alegremente que le había puesto a su suegra mierda de rata en el arroz negro, que le había untado a su marido nocilla en la cabeza cuando dormía en el campo para reirse cunado llegaran las hormigas y que le pinchó las cuatro ruedas a su hija para que no viera al novio. Y conste que tampoco se llevó ni un duro. O sea, que el programa debería llamarse, como bien has dicho "Dinamite su vida por un leuro, o mejor por ninguno" (aplausos del público).

Desde luego, el programa no es lo único torcido: la audiencia morbosa lo es más, ya que, a fin de cuentas, es quien lo alimenta.