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Literatura Torcida

Biografías Acojonantes I: H. P. Lovecraft

 

Hola amigos. Como ya sabéis, en este blog no sólo somos amantes de la buena literatura (como cualquier lector cabal) sino también de la más grotesca. Pero no sólo un mal thriller o un personaje jodido son capaces de causar regocijo y alboroto. Muchas veces son los propios autores (aunque sus letras sean excelsas) los que provocan todo tipo de reacciones adversas. Y aquí nos encanta lo adverso.

Por eso empezamos otra nueva sección (así vamos variando) donde iremos incorporando al catálogo biografías de escritores “especiales”.

Seguro que al pensar en escritores chungos, a muchos el primero que les viene a la cabeza es Charles Bukowski. Reconozco que fue el primero en el que pensé, y más después de la reciente entrada sobre él en Echándole Cuento. Y en fin, un tío que se pasa borracho la mayor parte de su vida y ni siquiera tiene la decencia de morir de una cirrosis galopante es justamente la definición de escritor jodido. Pero sobre Bukowski debe haber como mil millones de biografías y páginas dedicadas, y sería demasiado fácil caer en lo de siempre.

Así que este primer espacio se lo vamos a dedicar al insigne H. P. Lovecraft. Personaje, por lo demás, sobre el que también existen miles de webs, pero que es usualmente tratado con un respeto y una seriedad terrorífica.

 

                    

Admiren su cara de pan de molde sin bordes. Su mirada perdida en los abismos.

 

Nació el bueno de Howard Philips Lovecraft en Providence un verano de 1890 en el seno de una familia de amplio y británico árbol genealógico. Fue un niño bizarro (algo así como un proto-Tim Burton, pero desafortunado con las mujeres y el trabajo) que se pasaba el día caminando por el monte, buscando cuevas y hadas e imaginando cosas extrañas. No jugaba con otros niños, el pobre. Pero no es que fuera arisco. Es que madre no hay más que una, y al bueno de Lovecraft le cayó en suerte una arpía. No le dejaba jugar con críos que no fueran de declarada familia anglosajona, y cuando encontraba alguno que reunía los requisitos, Sarah Susan ponía a su hijo ante el espejo y le decía: “pero si eres feísimo, ¿cómo va nadie a querer jugar contigo?”. Y nos quejamos de los padres de hoy en día.

Así las cosas, y como se aburría, pronto HP (de Howard Phillips, no de Harry Potter) se dedicó a plasmar en papel las cosas raras que se le ocurrían. Como vivimos en un buen mundo de mitómanos, se han publicado incluso relatos que escribió con quince años. Que digo yo, a los que estáis aquí y escribís… cuando alcancéis la fama y todos os respeten… ¿de verdad querríais que algún cabrón publicara lo que escribíais con quince años?

La influencia de su madre y el propio carácter bizarro del hombre hicieron de HP un tipo siniestro.

                    

Paseaba por cementerios y se imaginaba zombies putrefactos. Miraba al cielo nocturno, y como no tenía zagalas a las que engañar con la belleza de las estrellas para llevárselas al huerto, pensaba en monstruos extraterrestres que devoraban y destruían. Un visionario.

No era Lovecraft el típico vecino simpático con el que charlas del tiempo al ir a comprar el pan. En cambio, tenía un corrillo de amigos escritores por correspondencia con el que era todo encanto y verborrea. Se manejaba mejor con la pluma que con la boca, el amigo. Como muy bien dice Stephen King, posiblemente hoy HP sería carne de chat, el típico que parece la ostia y cuando lo conoces en persona no da la talla. En fin, como decimos, por carta no sólo tenía amigos sino auténticos admiradores, que siguieron su obra tras su prematura muerte en 1937. Esas cartas han revelado muchos aspectos de la personalidad de Lovecraft, como su racismo furibundo y un posible parentesco con Pinocho:

                    

Y es que, xenófobo, lo era un rato. Los tiestos se parecen a las ollas. Si no hubiera muerto antes de la Segunda Guerra Mundial (y no hubiera sido débil y enfermizo) aún habría pegado tiros con las SS. Resulta casi encantador leer las descripciones de negros, chinos, árabes, judíos e hispanos que HP nos deja en sus cartas, poemas y relatos. Sin duda era el chico más afable del barrio.

¡Qué autor! Generaciones enteras de escritores han crecido con sus macabras historias, sus mitos de Cthulhu, sus zombies purulentos. Todos los que en algún momento nos hemos vuelto hacia el terror y la fantasía hemos pasado por sus pesadillas tentaculares.

La escritura de Lovecraft se caracteriza, sobretodo (y no se enfaden los puristas) por tres rasgos esenciales:

1) La descripción de lo indescriptible: HP no puede contener su creatividad. Lo cual supone un problema cuando la piedra angular de tu literatura son monstruosidades fuera del tiempo “tan horribles, incomprensibles e inconcebibles, que no pueden ser descritas y sólo con verlas uno cae en la locura”. Pero HP tenía la solución: pasarse el significado de la palabra “indescriptible” por los cojones. De esta forma, tras aparecer en escena uno de esos seres y recalcar que es indescriptible, pasaba a enumerar sus múltiples tentáculos, bocas dentadas, pseudópodos y ojos malévolos. Fíjate si era preciso que hasta se hizo un juego de rol con ilustraciones de todos sus bichos. Con dos cojones.

         

2) Los diálogos: si por algo se caracterizan en la obra de HP es por ser escasos, superfluos y totalmente estúpidos. No tienen ningún sentido. Me refiero a que nadie habla de esa forma que él escribe. En sus relatos todo el mundo habla como si estuviera leyendo una carta, hay algunos que son un puro monólogo, y los moribundos parece que estén en pleno viaje de ácido.

3) Los finales acojonantes: Si algo le gustaba a Lovecraft era sorprender. Quizá por eso casi todos sus relatos tienen un final “sorprendente”, la revelación y explicación de cuanto había ocurrido antes. Aunque fuera obvio desde la primera página. Además, en casi todas las ediciones en castellano, esa parte final está en cursiva, como para darle más emoción. Yo creo que HP los escribía con la idea de aparecer de pronto a la espalda del lector con una linterna bajo la barbilla gritando “Buh!”.

Así era Howard Phillips. Y entonces uno se pregunta: ¿si era tan torpe, por qué tiene tanta fama? Cosmogonías las han inventado muchos, y no todas tienen la popularidad de Cthulhu y compañía, ni han creado tanta escuela. Y como relatos de terror… en fin, los hay mejores.

Pero es que HP tenía un encanto especial. Esa sordidez angloamericana, ese racismo polvoriento, esa morbosidad por las cosas feas, nos llevan a querer honestamente al pobre tipo que hizo de ellas su seña de identidad. Reza su lápida: “Yo soy Providence”.

¿Quién no quiere irse de vacaciones a Providence?

¡Larga vida a Lovecraft!

 

 

6 comentarios

Anabel -

¡Este blog es la monda! Lo estoy leyendo de rabo a rabo y disfrutando como una cochinaenana. No tiene desperdicio y el artículo sobre Lovecraft es, sencillamente, genial. Y te doy toda la razón del mundo en tu comentario, yo también he conocido a más lectores de reseñas que de libros, lo que da un impecable toque cultureta y para jugar al trivial no está mal.
Felicidades, ME ENCANTA y ¡con dos cojones! Estoy deseando leer ya "La historia torcida de la literatura".
Un abrazo

Anabel -

¡Este blog es la monda! Lo estoy leyendo de rabo a rabo y disfrutando como una cochinaenana. No tiene desperdicio y el artículo sobre Lovecraft es, sencillamente, genial. Y te doy toda la razón del mundo en tu comentario, yo también he conocido a más lectores de reseñas que de libros, lo que da un impecable toque cultureta y para jugar al trivial no está mal.
Felicidades, ME ENCANTA y ¡con dos cojones! Estoy deseando leer ya "La historia torcida de la literatura".
Un abrazo

Eoghan -

Es que es muy habitual, hay millones de libros y cada uno considera unos cuantos como "obras maestras" que todo el mundo debería leer. Como el baremo varía según la persona, la poca coincidencia en títulos leídos SIEMPRE te hace quedar mal. En mi trabajo me pasa siempre, y mira que hago esfuerzos por leer el máximo que me permite el cuerpo. Una clienta me llegó a decir, tras preguntarme opinión personal de tres libros de fondo que no había leído, que "claro, supongo que para trabajar en esto hace falta leer más de lo que tú lo haces..."
La habría matado.
Y habría acabado en el paro.
Así que me fui.

Al final, resulta que mucha gente hace "competición" a ver quién es más culto. Como dice alguien muy cercano a mí, hay muchos lectores (y peor... escritores) que se memorizan titulos y autores para quedar de lujo cuando les preguntan.

Mi opción personal ante eso es el orgullo. Una vez, discutía con una compañera librera porque le dije que me apasiona el relato breve y sin embargo, no he leído nada de Borges.
¡Pero cómo! ¡No puede gustarte el relato breve si no has leído a Borges!
Mi contestación fue: pues sí, no he leído al Borges de los cojones porque no me ha salido de los mismos, ni lo voy a hacer en breve. (huelga decir que la tía era una chiflada con la que no quería mantener ni una relación levemente cordial, habitualmente soy más correcto)

Y ya está.
Odio que la gente me diga lo que debo o no debo leer.
Recomendaciones, las que quieras, imperativos, los mínimos.

Un abrazo

ZeTTo -

Cephalais o algo asi me parece que es del ciclo onirico. E cuyo caso si he leido algo jeje. Bueno lo mirare haber que tal ^^. No es que me tengan que degollar pero me pasa a mi como a ti con los escritores hipanoamericanos. XD. Cuando me preguntan (y lo han hecho varias veces ya) no se que decir, lo decia por eso jaaj.

Eoghan -

Hey Zetto! La verdad es que no sabría recomendarte uno a ciencia cierta. Recuerdo que el de la Gran Raza me gustó muchísimo, igual que el de la Casa en la Niebla, pero hay mil antologías y la verdad no sé en cual está cada uno (y paso de mirarlo en los que tengo por casa, porque soy un gandul y no sería más que mi apreciación personal).
No es que haya que "degollarte", macho, cada uno lee lo que le sale de los cojones. Yo, por ejemplo, tengo un vergonzoso déficit de lectura en autores españoles e hispanoamericanos clásicos (lo cual me causa sonrojo cada vez que un cliente me pide opinión personal).
Pero Lovecraft es entretenido y curioso de leer, a mí me gusta, me resulta simpático. Te recomendaría que te pases por cualquier librería y pidas algunas de las antologías que edita Alianza en formato de bolsillo. Son libros baratos, no llegan a los 8 euros generalmente, y te los lees de una sentada. Eso sí, no empieces con el "ciclo onírico". Otra cosa que le fascinaba a Lovecraft era el mundo de los sueños y tiene un grupo de relatos centrados en los viajes que hace un tipo en la vigilia. Son raros, y algo pesados de leer, los considero más para amantes incondicionales de Lovecraft, aunque todo va a gustos.

Bueno, a cuidarse!

ZeTTo -

Epa!! cuanto tiempo coñe. Me vais a degollar, pero no he leido cosas de Lovecraft, he escuchado todas las opiniones concebibles. Desde que es la literatura mas friki que hay en el sistema solar hasta que el tio era un genio torturado... ETC XD. Un relatillo que recomendar?